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hipoteca

2015-05-03, Marian López


Los mileuristas somos cada día un grupo más numeroso. Son muchos los trabajos que te compensan con apenas mil euros las horas de esfuerzo.

Pero a pesar de ese “pequeño handicap”, también tenemos nuestras necesidades y nuestras ilusiones. ¿Quién no piensa en comprarse alguna vez su propia vivienda?. Es precisamente en ese momento cuando nos damos cuenta de que ser mileurista y comprarte una casa, no parece compatible.

Bueno, pues vamos a intentar ser optimistas y ver la botella medio llena. Aún tenemos opciones si queremos comprarnos un piso. Eso sí, con unas cuantas condiciones:

Primera condición: precio. A través de los comparadores de hipotecas deduciremos el precio de la casa que podemos permitirnos con nuestro sueldo. Serán viviendas que estén entre los 150.000 y los 200.000 euros.

Segunda condición: ingresos. Con nuestros ingresos, únicamente podremos comprar vivienda si lo hacemos en pareja. Los bancos actualmente sólo conceden hipotecas a quienes justifiquen unos ingresos anuales de 2.000 euros o más.

Tercera condición: endeudamiento. El banco no va a permitir que te endeudes más de un 30%-35% del total de tus ingresos. Se supone que el resto (70-65%), lo necesitas para vivir. Cubrir necesidades como la comida, los gastos de casa, mantenimiento de coche, gastos de teléfono, etc, etc.

Cuarta condición: financiación bancaria. Cuando acudas a solicitar una hipoteca, el banco sólo te financia el 80% del valor de tasación o el de compraventa del piso (el menor de los dos).

¿Eso qué implica?. Pues sencillamente que tu pareja y tú, debéis aportar el 20% restante y un poco más ya que los gastos de compraventa e hipoteca corren de vuestra parte (suponen otro 10% más).

Resumiendo: el banco financia un 80% y vosotros tenéis que aportar el 30% restante hasta cubrir la totalidad de gastos (20% préstamo hipotecario +10% gastos).

Por tanto, a la hora de compraros una casa, deberíais tener algún dinerillo ahorrado. Eso para empezar…

Si no disponéis de ahorro, siempre podéis optar por comprar un piso de los que tienen en venta los propios bancos. En ese caso, el mismo banco os podría financiar hasta el 100%.

Quinta condición: límites del banco.

1.- Plazo al que se concede el préstamo hipotecario. Son pocas las entidades que ofrecen hipotecas a más de 30 años. Eso debes tenerlo en cuenta cuando vayas a solicitar la tuya.

Normalmente a los 75 años como máximo, deberías tenerlo todo pagado. El cálculo es sencillo: si tienes 40 y pides hipoteca a 30 años, pues aún estás a tiempo. También se puede solicitar una hipoteca a los 50 años, pero entonces se acortará el plazo a devolver el dinero, lo que conlleva un aumento de la cuota mensual.

2.- La cuota mensual. Como ya he dicho anteriormente, el recibo a pagar cada mes, no debe superar el 30%-35% de vuestros ingresos. En caso de pareja de mileuristas, la cuota máxima a pagar sería de unos 700 euros al mes.

3.- Revisión del Euribor. La mayoría de las hipotecas van referenciadas a este índice. Si veis la publicidad en la tele o en los propios bancos, se habla de Euribor + un diferencial (que puede ser fijo o variable). Por ejemplo: Euribor + 1,70%. Ahora, el Euribor está en niveles muy bajos (este mes al 0,21%).

Una hipoteca al 1,70% + Euribor (0,21%), os sale a un tipo de interés del 1,91%, realmente barata. Pero deberíais calcular cuánto pagaríais si el euribor subiese por ejemplo al 3%. Así sabríais si seríais capaces de afrontar el pago de una cuota más alta.

Teniendo presentes estas condiciones, vamos a mirar qué opciones tendríamos para solicitar un préstamo hipotecario siendo mileuristas, y lo vamos a hacer con un ejemplo.

Tomamos como referencia una de las hipotecas más baratas del mercado en estos momentos: la HIPOTECA NARANJA de ING (Euribor + 1,49% TAE).

Supongamos que el mayor de los solicitantes del préstamo tiene 35 años, sin ningún tipo de deuda pendiente, y que entre los dos solicitantes sumáis unos ingresos mensuales de 2.000 euros (1.000 euros al mes por persona).

Con la Hipoteca Naranja de ING, os podríais permitir pedir un importe máximo de 222.757 euros, a pagar en un plazo de 40 años (otra ventaja de esta hipoteca es el plazo), con una cuota mensual que ascendería a 640,15 euros al mes.

Así podríamos comprar una casa de 200.000 euros solicitando una hipoteca de 160.000 euros. Existen multitud de simuladores de hipotecas on line donde podéis hacer este cálculo.

Un consejo: no ajustéis a tope el precio de la casa al préstamo hipotecario. Debéis tener en cuenta que, como he comentado en líneas anteriores, hay un 30% de gastos (estos los tenéis que aportar vosotros).

Además, estos préstamos para compra de vivienda, llevan aparejados seguros de vida y de hogar que deberemos pagar.

Otra cosa muy importante a tener en cuenta: el préstamo hipotecario se suele hacer a muy largo plazo. Durante todos esos años, pueden ocurrir mil cosas: que aumente la familia, cambios laborales (a veces para bien, pero otras no). Todas esas circunstancias afectarán a nuestra economía doméstica, y por tanto a nuestra capacidad de afrontar la deuda.

Al tratarse de un plazo tan elevado, también hay que pensar que la economía de nuestro país puede pasar por muchas fases. Ahora vivimos un «momento dulce» en el que pedir una hipoteca nos sale barato. Pero por ejemplo, en el año 2.000, el Euribor llegó a estar por encima del 3%, lo que la encarecería bastante.

Soy consciente de que son muchas las cosas en las que debemos pensar, pero una hipoteca a la mayoría de nosotros, «nos tiene atados» para toda la vida. Es mejor comprar un piso más económico (aunque tengamos que hacer alguna reforma) que «tirarnos a la piscina» y comprar el más caro que podamos permitirnos.

Si algún día ganamos muchísimo dinero o nos toca la lotería, siempre podemos vender o incluso alquilar nuestra primera vivienda. Los seres humanos tenemos ese toque de nostalgia que nos conduce a conservar todo aquello que nos trae buenos recuerdos.

Ya sabéis que podéis hacer consultas contactando conmigo vía mail en la siguiente dirección: marian@garciaslopezasesores.es

Diccionario financiero:

  • Euribor: es un índice de referencia publicado diariamente que indica el tipo de interés promedio al que los bancos se ofrecen a prestar el dinero a otros bancos.
  • TAE (Tasa Anual Equivalente): en nuestro caso, indica el coste de un producto financiero (la hipoteca). En la TAE se incluyen el tipo de interés, los gastos y las comisiones que nos cobra el banco.
  • Tipo de interés fijo: el interés se calcula aplicando un tipo único o estable que dura todo el tiempo que dura el préstamo (no se modifica).
  • Tipo de interés variable: va cambiando a lo largo de la vida del préstamo. Se aplica en cada periodo de tiempo (por ejemplo, se revisa cada año), consta de dos cifras y es el resultado de la suma de ambos: un índice (en nuestro caso el euribor) y un porcentaje.

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2015-04-27, Marian López


La renta fija ya no es lo que era. Los ahorradores conservadores (que son una gran mayoría), ven como poco a poco los productos de inversión que se adaptan a su perfil, ofrecen rentabilidades cada vez más bajas.

De hecho, ya son muchos los que dicen aquello de «mejor tener el dinero debajo del colchón». Tampoco es eso, porque el dinero se va depreciando con el paso del tiempo, pero es cierto que los buenos tiempos para este tipo de inversor, han llegado a su fin.

El «producto estrella» por excelencia para los inversores conservadores era el depósito a plazo (también llamado imposición a plazo fijo o IPF).

¿Qué es un depósito a plazo?. Se trata de un producto que consiste en la entrega de una cantidad de dinero a una entidad bancaria durante un tiempo determinado. Transcurrido ese plazo, la entidad devuelve el dinero junto a los intereses pactados.

El banco también puede pagar dichos intereses periódicamente (mensual, trimestral o semestral) mientras dure la operación. Los intereses se liquidan en la cuenta corriente que el cliente tenga abierta en la entidad.

Hace unos años, se llegaron a ver depósitos a 12 meses con rentabilidades del 4% o incluso superiores. Pero paulatinamente estos tipos de interés se han ido revisando por el Banco de España a la baja, hasta llegar a la situación actual en la que apenas se paga nada.

Ahora, puedes sentirte afortunado si te pagan un 0,50% a un año. Y si lo hace, el banco te exige a cambio fidelidad absoluta, que incluye tener tu nómina allí, domiciliar recibos, contratar tarjetas, etc.

Y ¿cuál es el nuevo producto que los bancos ofrecen como el «maná» para sus clientes más conservadores?. Pues ni más ni menos que los depósitos estructurados. Los bancos nos lo presentan en un paquete precioso, con un gran lazo, como algo que nos dará unos jugosos intereses.

Pero ¡cuidado! porque «nadie da duros a pesetas». Es cierto que dan más rentabilidad que el típico depósito de toda la vida, pero como reza una máxima financiera: «a mayor rentabilidad, mayor riesgo».

Os voy a explicar de una manera sencilla en qué consiste un depósito estructurado para que lo entendáis.

 Existen dos tipos de depósitos referenciados:

  1. Depósitos mixtos. El 50% del dinero invertido va a un plazo y un interés fijo  y el otro 50% es un interés variable que suele ir referenciado a la evolución de un índice bursátil (por ejemplo el Ibex 35) o a una serie de acciones (por ejemplo Telefónica, Repsol).
  2. Depósito estructurado 100% variable. El tipo de interés depende totalmente de lo que hagan las acciones. Por ejemplo, ganarás un 20% de lo que se revalorice la acción.

Hoy por hoy, la mayoría de entidades sólo ofrecen el depósito estructurado de renta variable vinculando todo el dinero invertido a lo que hagan unas acciones o un índice determinado.

Así el cliente puede obtener más rentabilidad, pero ojo, porque corremos el riesgo de volver a casa con las manos vacías una vez que haya vencido el depósito, siendo «cero patatero» la rentabilidad acumulada durante los dos o tres años que suele durar el producto.

En el mejor de los casos, si el capital está garantizado, habremos perdido dos o tres años con nuestro dinero invertido en un producto que no nos ha dado ni un euro de interés.

Pero existen depósitos estructurados en los que podemos perder dinero.

Por ejemplo: depósito estructurado a dos años sin garantía de capital. referenciado a Telefónica y Repsol.

Año uno: el precio de ambas acciones está por encima del precio inicial o igual, el banco te paga un cupón (por ejemplo un 2%) y te devuelve el dinero.

Si el precio de alguna de las acciones está por debajo del inicial, el dinero se queda invertido un año más.

Segundo año: si el precio de ambas acciones está igual o por encima de su precio inicial, el banco te paga un 4% y te devuelve el dinero. Sin embargo, si alguna acción está por debajo de su precio inicial, te devolverán lo que valga la peor acción. En este caso, pierdes capital.

Mucho cuidado con los depósitos estructurados. Se han convertido en un gancho más y los bancos los venden «como churros». Hay que tener en cuenta entre otras cosas que:

  • El Fondo de Garantía de Depósitos, sólo garantiza la parte que vaya referenciada al plazo fijo, este Fondo no cubre la parte referenciada a una acción o un índice.
  • Debes conocer de antemano la comisión que te cobre el banco por cancelar el producto antes de tiempo, si eso es posible. Porque hay depósitos de este tipo que no permiten cancelación anticipada. La comisión suele estar entre el 1,5% y el 5% del importe invertido.

Como os digo siempre: por favor, leed atentamente la letra pequeña. Recordad que «la banca siempre gana». Sus empleados se mueven por objetivos, y os ofrecerán el producto que deje más margen a su empresa.

Por tanto, no firméis nada que no entendáis. En caso de duda, siempre podéis acudir a algún experto externo al banco (un asesor financiero) que os aclare todos los puntos del contrato, que os ayude a destapar la «cara B» de aquello que os intenten endosar.

Si tenéis alguna sugerencia o queréis hacer alguna consulta, podéis enviarme un mail a marian@garciaslopezasesores.es

Esta semana, os dejo con una frase que decía Manolito del cómic de Mafalda: «Se habla mucho de depositar confianza, pero nadie dice que interés te pagan».

 

 

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«ECONOMÍA PARA TORPES«

Doce años de mi vida. Ese es exactamente el tiempo que le he dedicado a trabajar en el sector de la Banca, la mayoría de los cuales han estado centrados en la gestión de patrimonios de Banca Privada.

No son muchos, ni pocos, son «sólo» doce años que me han servido para aprender muchas cosas. He aprendido que nadie es imprescindible, que ser jefe no es sinónimo de excelencia profesional, que todos somos compañeros hasta que empiezan las luchas por conservar tu puesto de trabajo (entonces te llueven las dagas).

Puede sonar a tópico, pero mi historia no se diferencia de muchas otras. Un día empecé a analizar mi vida: horas interminables en la oficina, viajes, reuniones. Tenía un nivel económico aceptable, pero no me sentía cómoda en mi trabajo.

Cuando me reunía con los clientes, me costaba mucho trabajo posicionarme del lado de la entidad para la que trabajaba e intentar «colocar» un producto que quizás no me convencía demasiado. Lo hacía porque tenía que cumplir objetivos, pero sabía que éticamente quizás no fuera lo más adecuado.

Eso me hizo ir fraguando un Plan B. ¿Por qué no posicionarme del otro lado?. ¿Por qué no salir de mi zona de confort?. En definitiva ¿por qué no utilizar mi experiencia para ayudar a comprender las finanzas a todos aquellos que no son expertos en ello?.

Así pues, tras sufrir una presión brutal por una complicada fusión de entidades que me llevó a perderme el primer año de vida de mi hija, decidí dar el paso definitivo y lanzarme al vacío.

Han pasado ya dos años de aquello y la verdad es que cada día que pasa me siento más feliz por la decisión que tomé. Al principio me dio vértigo, pero poco a poco todo ha ido cobrando forma.

Así se resume un poco mi trayectoria hasta llegar a la actualidad. Pero, ¿quién es Marian López?. Pues Marian López es una asesora de finanzas personales a la que le apasiona su trabajo. Que intenta hacer más fácil a los demás un tema tan engorroso como el financiero. Que acompaña a sus clientes de principio a fin, ofreciéndoles consejos, intermediando entre él y los bancos para adoptar la mejor solución posible.

Afortunadamente ahora empiezo a sentir que todo encaja. Que soy dueña de enfocar mi carrera hacia donde yo quería. Que hago lo que me gusta con la gente que deseo. Y es que mi cliente objetivo es un cliente del siglo XXI. Los dinosaurios se extinguieron hace millones de años.

Mi cliente objetivo no juega al golf, hace running. No va a comidas copiosas con gente igual de aburrida que ellos. Busca lugares alternativos donde reunirse, comer algo ligero y tomarse una copa mientras poder charlar distendidamente. No es ostentoso. le gusta disfrutar de sus logros a su manera. No tiene 40 reuniones semanales. Más bien se reúne lo justo, pero de manera provechosa.

Mi cliente objetivo dedica el máximo tiempo posible a estar con su familia y amigos. No tiene tres carreras y cinco másters, pero habla idiomas y no para de investigar la manera de aportar valor a su negocio, de diferenciarse del resto, de actualizarse. Donde otros ven competencia, ellos ven colaboración.

Precisamente las redes sociales me están aportando muchísimo en eso de la colaboración. Encuentro personas con las que poder poner temas en común que al final consiguen enriquecerme. Además me permiten estar al día.

Ellas me han abierto la puerta a una nueva manera de comunicarme con la gente. Decidí aprovechar todo eso para comenzar a escribir un post semanal en un diario de economía digital. En estos post, intentaba hablar sobre finanzas aptas para todos los públicos.

Ahora doy un paso más creando mi propio blog «ECONOMÍA PARA TORPES«. Un título que me regaló mi querido amigo Ignacio Miranda de Visual Factor+i.

A partir de ahora, cada semana en este blog, tendréis algunas pinceladas y consejos prácticos sobre productos financieros. Espero con todo ello poder ayudar a todas esas personas que alguna vez se han sentido «estafados» por su desconocimiento del tema.

No soy ni pretendo ser una salvadora, sólo soy una «torpe» más dispuesta a aportar mi grano de arena.

 Y vosotros, ¿estáis preparados para uniros a nuestro club?.

Os espero la semana que viene con nuevos temas. Hasta entonces, sed felices.

«ECONOMÍA PARA TORPES«

Marian López.

Asesora de finanzas personales.