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«Ha pasado mucho tiempo desde el Rock and Roll (…) Oh, déjame recuperarlo». Con estas frases empieza la canción de Led Zeppelin incluida en su álbum Led Zeppeling IV de 1971 y escrita por Jimmy Page (guitarra del grupo).

He querido titular así este post porque ese es precisamente el estado en el que me encuentro: tengo ganas de Rock&Roll.

Después de casi dos meses de confinamiento el Covid-19 sigue privándonos de los escenarios y la verdad es que tengo «mono» de subirme a ellos y darlo todo.

Pero pese a todo, sigo pensando que en los escenarios o fuera de ellos, hay que tener actitud rockera para afrontar esta situación.

Veréis, soy autónoma (ofrezco servicios de formación a empresas) y además cantante en un grupo de rock. Durante todo este tiempo mi actividad en ambos campos se ha visto drásticamente afectada.

Y me diréis… ¡Existe la formación online! Lo sé, pero a mí me van las personas y trabajar con ellas a través de una pantalla (aunque lo hago), se me hace raro.

Como yo, hay muchas personas que han visto mermados sus ingresos drásticamente o incluso, en el peor de los casos, han tenido que cerrar sus negocios.

Ante esta situación… ¿Qué podemos hacer?

Ahí es donde pongo en marcha mi filosofía de vida, que se ha convertido en mi tótem tanto a nivel laboral como personal y no es otra que la que denomino «Mi filosofía de las 3 R’s». Hoy quiero compartirla con vosotros por si os puede servir de ayuda.

Estamos saturados/as de escuchar consejos sobre cómo debemos cuidarnos, primero durante el confinamiento y ahora a lo largo del proceso de desescalada.

Nos hacen poner en «modo zen» para que cuidemos nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro alma y poder afrontar mejor el estrés emocional al que nos estamos viendo sometidos.

Pues bien, mi propuesta es la siguiente: «Pasa del modo zen al modo rock con tres sencillas pautas». Aquí es donde introduzco las 3 R’s a las que he hecho referencia anteriormente:

Primera R: Rock your life. «Si no te gusta algo, cámbialo. Si no puedes cambiarlo, cambia de actitud» (Maya Angelou). La actitud ante las situaciones que se nos presenten en la vida, lo es todo. No podemos estar lamentándonos continuamente. Ahora es el momento de afrontar los problemas y plantarles cara. ¿Cómo?

Segunda R: Rock your mind. «Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo» (Albert Einstein). Replantéate tu modelo de negocio. En estos días estáis viendo como muchos negocios se están transformando. Hay muchos ejemplos, desde empresas textiles que han pasado de las colecciones de moda a confeccionar mascarillas o batas para el sector sanitario, a restaurantes que ofrecen servicio «take away» para que sus clientes sigan disfrutando de la comida que tanto les gusta. Dale caña a tu mente y pon en marcha tu creatividad para adaptar tu negocio a los tiempos que corren.

Tercera R: Rock your money. «El fin último en un proceso de toma de decisiones es común en todas las personas: la obtención de un beneficio» (Gary Becker). Y es que no nos engañemos, todos buscamos obtener una recompensa por lo que hacemos. Eso hace que nos sintamos mejor y alcancemos ese bienestar que tanto ansiamos. Si algo nos ha enseñado esta crisis sanitaria con respecto a nuestro dinero es que debemos aprender a organizarnos mejor, planificar nuestra economía para hacer frente a posibles imprevistos para que cuando lleguen, no nos quiten el sueño.

Así que ya sabéis, amiguitos/as: ha llegado el momento de sacudirnos las telarañas y pasar a la acción.

¡Larga vida al rock and roll!

 

 

 

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Seguro que alguna vez en vuestra vida habéis ido a un concierto y disfrutado de la experiencia. Pero… ¿Os habéis preguntado qué hay detrás de esa hora/ hora y media de show?. Ya os lo puedo adelantar: detrás de todo ese espectáculo hay trabajo en equipo.

Mis casi doce años sobre los escenarios me han enseñado, entre otras cosas, que sin un buen trabajo en equipo, nada sale como uno/a quisiera.

Empecemos de cero. La mayoría de las bandas surgen entre chavales jóvenes. Se juntan unos colegas con la música como afición en común y deciden ver qué pasa.

Esa primera intención puede caer en el olvido más absoluto, pasar a ser una banda más, o triunfar. Pocas de ellas triunfan. No os podéis ni imaginar la cantidad de grupos que hay por ahí tocando sabiendo que jamás rozarán la gloria. Ese es un privilegio al alcance de unos pocos.

¿Qué diferencia hay entre una banda común o un grupo famoso?. La verdad es que nadie posee “la fórmula secreta”. A veces el factor “suerte” también cuenta. Eso de “estar en el sitio adecuado en el momento adecuado” no le sucede a todo el mundo.

Uno de los elementos que influyen en que un grupo pase de mediocre a bueno son las personas que lo componen.

Si quieres tener un buen grupo de música, necesitas rodearte de los mejores. Las grandes bandas de rock están formadas por grandes músicos con un objetivo común: hacer buena música y vivir de ella.

Trasladado al entorno empresarial, un equipo es un grupo de personas diferentes que se comprometen a trabajar juntos para alcanzar unas metas comunes.

Aquí es importante destacar dos palabras: “compromiso” y “cohesión”. Para que el grupo alcance su meta necesita comprometerse y para que funcione, debe hacerlo como un todo.

Pongámonos en la piel de esos chavales que se juntan para tocar un par de temas. Cada uno de ellos proviene de una familia distinta, probablemente incluso de ambientes completamente diferentes. ¿Qué les une?. La pasión por la música y las ganas de trabajar para conseguir algunos bolos.

Con trabajo, compromiso y cohesión, podrán conseguirlo.

Pero no nos engañemos. Formar una banda sólida no es tarea fácil, y al igual que sucede en una empresa, implica  cumplir con una serie de pautas:

1.- En primer lugar: identificar y asignar las funciones que se consideren necesarias para alcanzar el éxito como equipo.

  • Define tu proyecto. ¿Qué tipo de música vais a tocar: ¿rock, pop, electrónico?. Trasladado al entorno empresarial sería contestar a la pregunta, ¿a qué se va a dedicar el equipo?.
  • Cada miembro del equipo debe tener una función predefinida y una responsabilidad para el éxito del proyecto. ¿Quiénes son los miembros de la banda?. ¿Qué papel tiene cada uno de ellos?. ¿Guitarrista, bajista, batería y voz?. ¿Hay teclista?. ¿Una o dos guitarras?…

 

2.- En segundo lugar, es necesario determinar el tamaño del equipo.

  • ¿Cuántos vais a ser en la banda? ¿Cuatro, cinco, más?. Además necesitarás a lo mejor, un técnico de sonido, alguien que se encargue del merchandising, un mánager, etc.

 

3.- En tercer lugar: seleccionar a las personas adecuadas para el equipo.

  • Visualiza qué tipo de personas quieres que formen tu equipo/ tu banda. ¿Con quién te gustaría trabajar?. ¿Qué perfil deben tener?.

 

4.- En cuarto lugar, recalcar la necesidad de liderazgo. El papel del líder tiene que estar bien definido. Él será quien marque las pautas a seguir por el equipo con la finalidad de conseguir un objetivo común. Una de las características que considero fundamentales en un líder es el carisma: ¡Imaginaos a Queen sin Freddie Mercury al frente!.

 

5.- Cuidado con el ego. Las personas somos seres sociales por naturaleza, y las relaciones de grupo satisfacen esa necesidad. Pero… ¡mucho ojo!. Cuando se está en proceso de creación (por ejemplo componiendo un tema para la banda), pueden surgir conflictos de egos.

Los miembros del equipo deben ser capaces de ceder parte de su ego en aras de la creatividad. Las aportaciones que realice cada uno de los miembros de la banda en ese caso, sería algo que enriquecería al grupo en su conjunto.

 

6.- Aprender a disfrutar con lo que hagas. Sólo si disfrutas, serás capaz de transmitir pasión. ¿Qué buscamos cuando vamos a un concierto?. Pasarlo bien, entregarte, dejarte llevar y salir con ganas de más. Si una empresa es capaz de transmitir ese mensaje, tiene mucho que ganar.

Esta semana acabaré con una frase de la mítica banda de rock londinense Status Quo: “¡Aquí estamos!. ¡Aquí vamos!. Todos a bordo y pisando la carretera. ¡Allá vamos!. A rockanrolear por todo el mundo.”

Porque esto, como todo en la vida, es cuestión de “ACTITUD”.

Volveré en breve con un nuevo post, pero hasta entonces no olvidéis ser felices.

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Los Rolling Stones llevan más de 50 años triunfando sobre los escenarios. Eso es algo muy complicado en una banda de rock, pero ellos han demostrado que pese a sus diferencias, han conseguido mantenerse unidos y lograr un objetivo común: el éxito.

Lo que no sé si sabéis es que además de ser el líder de la banda, Mick Jagger también ha demostrado ser avispado en eso de los negocios.

Hoy en día nadie duda del valor que como marca, tienen los Rolling. Sin embargo, rentabilizar el dinero que generaba el grupo no era tarea fácil.

El nombre «Rolling Stones» engloba toda una arquitectura financiera: existen diversas fuentes de ingresos así como distintos modelos de negocio.  Todo ello unido al ya de por sí complicado y enrevesado mundo de la industria musical y del espectáculo en general, hizo necesaria la figura de alguien que «hiciera magia» con los negocios.

Ese mago apareció en la vida de los Rolling allá por el año 1968. Se trataba del príncipe Rupert Loewenstein,-nacido el 24 de agosto de 1933 en Mallorca-, banquero y gerente financiero de la banda, a quienes sus «satánicas majestades» apodaron como «Rupie the Grupie».

El príncipe Loewenstein revolucionó las finanzas de la banda (quienes no comprendían cómo su éxito no se traducía en dinero), al plantearlas como si el grupo fuera una empresa con cuatro áreas de negocio diferenciadas:

  • Giras.
  • Publicidad.
  • Discos.
  • Derechos de imagen y «merchandising».

Como era de esperar, el príncipe no les pasaba ni una, y decidió dirigir con mano de hierro las finanzas de las giras para que resultaran rentables. Se mantuvo al frente de los números durante 40 años.

La cosa no fue fácil para Loewenstein que tuvo que combinar su faceta de banquero con la de psiquiatra y niñera, reduciendo incluso el séquito de «amigotes» que acompañaban a los Rolling en sus giras.

Keith Richards llegó a decir de Loewwnstein: «Interpreta las finanzas como yo toco la guitarra».

A principios de los 90, se unió al equipo el productor Michael Cohl (Canadá 1948) que introdujo otra gran revolución: eliminó a los productores de sus negociaciones.

Para los que no lo sepáis, os diré que un promotor musical es la figura que se encarga básicamente de publicitar los conciertos para que lleguen a buen puerto (trata con los managers de las bandas, elige y reserva salas, promociona el show, etc).

Pues bien, Michael Cohl decidió que en vez de negociar cada concierto con un promotor distinto, propondría una especie de «tarifa plana«: un pago único por gira. Se contrataba la gira al completo por un precio cerrado (por ejemplo 30 millones de dólares por treinta conciertos). Eso les permitió negociar directamente con los locales sin necesitar un promotor al que pagar para que hiciera el trabajo.

Además Cohl también amplió los ingresos de la banda con ideas como la venta de localidades junto al escenario (las zonas VIP), incrementó los contratos con televisión, patrocinio corporativo y un «merchandising» más diversificado… ¿Cuántos artículos podéis ver en tiendas con la famosa lengua de los Rolling?.

Sólo os daré un dato: la gira «A Bigger Band» del 2005, generó 550 millones de dólares. Una cifra que demuestra cómo una banda de rock, puede convertirse también en una gran empresa.

El estilo de vida del príncipe Rupert Loewenstein tenía poco que ver con el mundo del rock, lo que al final terminó pesando en la balanza y en 2007 los Stones decidieron prescindir de sus servicios.

Loewenstein murió con 80 años el 20 de mayo de 2014 en Londres, víctima del Parkinson. Probablemente olvidó sus «años rockeros», pero en la memoria de todos quedará la historia de que una vez hubo un príncipe en la corte satánica.

**»Please allow me introduce myself

I´m a man of wealth and taste

I’ve been around for a long, long year

Stole many man´s soul and faith…»

 

** («Por favor permíteme que me presente, soy un hombre de dinero y buen gusto, he estado aquí durante un largo, largo año, he robado el alma y la fe de muchos hombres…»).

 

 

 

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Vivimos rodeados de “infoxicación” y el liderazgo no iba a ser una excepción.

Tenemos definiciones de liderazgo. Entre ellas la que lo define como “conjunto de habilidades directivas que un individuo tiene para influir en la forma de ser de las personas o en un grupo de personas determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo, en el logro de metas y objetivos”.

También contamos con las características que se le presuponen a un líder del siglo XXI, entre las que se encuentran la capacidad de comunicación y ser motivador/a.

Además está el tema de las clasificaciones. Una de las clasificaciones de líder es la que ofrece Max Weber. Según él, existen tres tipos puros de liderazgo:

  • Líder carismático. Tiene la capacidad de generar entusiasmo.
  • Líder tradicional. Es líder porque ha heredado el poder.
  • Líder legítimo. Adquiere el poder mediante procedimientos autorizados en las normas legales.

Y podría seguir hasta el infinito: teorías y definiciones sobre lo que es o debe ser el liderazgo, se multiplican por doquier.

Los humanos somos así: necesitamos “encorsetar” conceptos y generalizarlos porque así todo es mucho más fácil. Lo que se salga de estos “estereotipos”, nos descoloca.

Como sabéis, una de mis facetas es la de ser cantante en el grupo de rock industrial Psideralica (www.psideralica.com). Bien, pues en el mundo del rock por supuesto que existen líderes.

¿Qué sería de Metallica sin la inconfundible voz de James Hetfiel?. ¿Y de Queen sin Freddy Mercury?. ¿O de los Rolling sin el descaro de Mick Jagger?. Todos ellos han sido y son líderes indiscutibles de sus bandas: aportan ese carisma tan necesario dentro del escenario y además han sabido contagiar su energía a millones de fans en todo el mundo.

Pero… ¿os habéis dado cuenta de una cosa?. Todos los ejemplos que he mencionado hacen referencia a cantantes. No obstante existen líderes de bandas que no son necesariamente vocalistas.

En los grupos de rock hay una especie de jerarquía (como en las empresas). En la primera posición suele estar el/la cantante, seguido del guitarrita, el/la batería y el/la bajista. Hay poca gente que cuando va a un concierto se fije en el bajo. De hecho muchos confunden guitarra y bajo, cuando ni en número de cuerdas ni en sonido tienen nada que ver.

Sin embargo para un cantante, el bajo es un aliado brutal porque acompaña constantemente a la voz.

Pero como en todo, existen excepciones y hay bajistas que han tenido mucho más protagonismo que el resto de la banda. ¿Por qué?. Pues simple y llanamente porque han sido líderes natos.

Uno de esos ejemplos es Lemmy bajista y cantante de la banda Motörhead, fallecido el 28 de diciembre de 2015.

Lemmy empezó a tocar el bajo por casualidad, sin embargo destacaba su inusual forma de tocar este instrumento. En lugar de puntear, rasgaba las cuerdas de su bajo como si fuera una guitarra y distorsionaba su sonido.

No era agraciado físicamente, ni cantaba especialmente bien, pero su desgarrada voz de “borracho de bar” inundaba estadios.

Su metro setenta y ocho vestido de negro riguroso, su sombrero de cowboy y su bigote de motero, eran la viva representación de alguien que vivía al límite.

Por encima de todo, Lemmy era un líder, con unas características que lo hacían destacar sin duda del resto de su banda:

  • Carismático. Todo en él era único: hasta la posición de su micro cuando cantaba. Y ese carisma hace que su legión de fieles seguidores continúe incrementándose.
  • Le entusiasmaba lo que hacía: era rock & roll 365 días al año.
  • Creativo. Tiene una extensísima discografía.
  • Creía en el potencial de las bandas emergentes. Apoyaba a las nuevas bandas con quien a veces colaboraba en el escenario. Detectaba el talento.

Lemmy no era un simple bajista, se convirtió en cantante y líder de una banda que ha vendido miles de discos. Cuando salía al escenario lo llenaba todo con su sola presencia, y el público totalmente entregado, coreaba sus canciones hasta quedar afónico.

Como buena estrella del rock, su ego era infinito y eso muchas veces lo hacía intransigente. Sin embargo, basta ver alguno de sus conciertos para comprobar la huella que ha dejado en la escena musical.

Voy a cerrar este post con una frase pronunciada por Lemmy que podría convertirse en un “tantra” para muchos de nosotros: “La forma más sencilla de sobrevivir es no rendirse”.

¡Esa es la actitud!.

Pronto volveréis a tener noticias mías, pero hasta entonces no olvidéis ser felices.

 

 

 

 

 

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2016-12-19, Marian López


Llevaba casi un mes sin escribir una sola línea en mi blog «Economía para torpes«. No es que lo haya dejado, simplemente desde Garcías & López Asesores, estábamos terminando de «pulir» un proyecto que por fin ve la luz después de su primera prueba en vivo a principios del mes de noviembre.

Ahora que se acerca el final de un año, todos «hacemos el balance de lo bueno y malo» como diría Mecano.

Precisamente este año que ya está tan avanzado, me ha traído grandes alegrías y una de ellas ha sido sin duda la «Rockonferenzia«.

Para todos aquellos que no sepáis aún en qué consiste, os lo explicaré. Todos tenemos un «alter ego» y los que no, deberían tenerlo porque es francamente muy divertido.

Pues bien, mi alter ego se llama «Lady Marian» y es cantante de un grupo de rock industrial desde hace unos 10 años. El otro 50% de Garcías & López Asesores- Toni Garcías-, también tiene su «alter ego» Kernel, guitarrista del mismo grupo (Psideralica).

En un momento de «arrebato emocional», decidí que podría ser interesante aunar nuestras profesiones con nuestra pasión por la música, y de esa fusión nació la «Rockonferenzia«.

Se trata de un proyecto innovador en el que mezclamos dos ingredientes que a primera vista parecen totalmente opuestos, pero que sin embargo están mucho más relacionados de lo que pensamos: el rock y las empresas.

Así bajo un formato de un concierto de rock, con todo el ambiente que eso conlleva, organizamos un concierto-conferencia. En esta ocasión sobre los puntos que tienen en común las empresas y las bandas de rock.

La «Rockonferenzia» está creada para impartirse en clave de formación dentro de grandes empresas que pretendan ofrecer algo distinto a la par que didáctico a sus equipos directivos o sus empleados.

La primera gran prueba de fuego fue el pasado día 04 de noviembre ante más de 100 empresarios bajo la batuta de «Fundación Asima«. El test ha sido superado con creces, pues aún estamos recibiendo felicitaciones al respecto.

Para nosotros ha supuesto un «chute de energía» brutal, ya que hemos conseguido dar forma a un proyecto que llevábamos mucho tiempo planteándonos.

Pero la vida está para eso, para afrontar nuevos retos y seguir evolucionando. Nuestra «Rockonferenzia» no es un formato cerrado. Existen múltiples maneras de adaptar el discurso a quien venga a vernos.

Por tanto, ya sabéis: empresarios y directivos de empresas. Si buscáis cómo impactar, motivar, incentivar y salir de lo convencional, aquí está lo que necesitáis, un poco de «Rockonferenzia».

Si os interesa y queréis más información, podéis contactar con nosotros a través de nuestra página web www.garciaslopezasesores.es.

Necesitaba contaros el por qué de mi ausencia durante este tiempo. Ahora, a seguir trabajando para que continúen surgiendo nuevos proyectos que nos reconforten tanto como éste.

La semana que viene, volveré con nuevos contenidos. Hasta entonces, por favor, sed felices.