08 Jul The End Of The World
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En 1987 el grupo R.E.M. publicó su álbum «Document». Contenía una canción que muchos de nosotros/as hemos bailado cuyo largo título me ha inspirado para el contenido de este nuevo post. Se llamaba «The End of the World as We Know (And I Feel Fine)».
Y es que si algo nos ha traído toda esta movida del Covid-19 es el fin del mundo tal como lo conocíamos hasta ahora. En pocos meses nuestras vidas han dado un giro de 360 grados en todos los sentidos: familiar, laboral, económico, social, espiritual, etc.
La incertidumbre se ha instalado entre nosotros, y lo ha hecho para quedarse. Ante esta situación podemos actúar de dos maneras: viviendo constantemente angustiados o afrontando la situación y buscando soluciones que nos hagan sentir bien.
Nuestro cerebro no lo lleva nada bien. Como ya sabéis (seguro que lo habéis oído miles de veces), estamos programados para sobrevivir y todo lo que nos cree inseguridad, el cerebro lo interpreta como amenaza y tiende automáticamente a rechazarlo.
Pero hace ya muchos años que descendimos de los árboles, y pese a convivir con un cerebro primitivo, somos capaces de crear toda una serie de herramientas que nos ayuden a gestionar esa incertidumbre.
Decía el filosofo Voltaire allá por el siglo XVIII que «La incertidumbre es una posición incómoda, pero la certeza es una posición absurda». Y es que pese a que nos cueste gestionar la incertidumbre, es absurdo pensar que podemos controlar y conocerlo todo. Y si no, basta con retrotraernos a marzo de este mismo año.
Hemos pasado por muchas fases: euforia (nos hacía cierta «gracia» vivir esa experiencia de estar metidos en casa), aburrimiento, ansiedad, estrés, miedo, apatía, tristeza… Permitidme que os diga algo: ¡Tenemos derecho a sentirnos mal! No soporto a esa gente que nos incita a vivir en un estado de felicidad perpetua.
El duelo hay que pasarlo, ahora toca aceptar la situación y adaptarnos a ella de la mejor manera posible. Habrá cosas que tendremos que posponer y otras que empezamos a hacer de forma diferente, como el teletrabajo o la formación online.
Vamos a aceptar cada día como nos venga y no pensar en lo que sucederá mañana, sino valorar lo que tenemos hoy. Así permitiremos a nuestro cerebro que se relaje: apaguemos ese ruido constante que no nos conduce a nada y aprendamos a sacarle jugo a la vida para vivir más tranquilos/as.
No pasa nada si un día estamos bloqueados/as, si no nos llega la inspiración o somos menos productivos. En momentos como esos lo mejor es desconectar y volver al «on» con la mente despejada.
¿Qué podemos hacer para gestionar esa incertidumbre?
Aquí os dejo algunos consejos para hacerle frente:
1.- Toma conciencia de la situación. ¿Dónde estoy? ¿Cómo y en qué me ha afectado esta crisis?
2.- Traza tu propio mapa. Márcate unas metas y objetivos. Planifica cómo vas a llegar a ellos, qué herramientas necesitas. En situaciones como la actual me gusta mucho hablar del mapa financiero-vital porque no hay nada que nos agobie más que el dinero. Cada uno/a tenemos nuestras circunstancias personales y financieras. Ese mapa nos ayudará a orientarnos y replanificarnos las veces que sea necesario.
3.- Pasa a la acción. La mejor manera para enfrentarse a un sentimiento o una emoción es ponerle un nombre y enfrentarte a ella. Traza un plan de contingencia en el que recojas lo peor que te puede pasar y cómo te vas e enfrentar a ello. Verás como tus miedos se disipan poco a poco.
4.- Aprende a aceptar los riesgos. El riesgo es algo inherente a la incertidumbre: intenta minimizarlo y acepta aquellos riesgos que no puedas eliminar.
5.- Muéstrate abierto/a al cambio. Stephen Hawking decía que «La inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio». Las cosas suceden por algo. Bofetadas como esta, nos abren los ojos y nos permiten replantearnos muchas cosas.
Que nuestra actitud sea la de la canción de REM: «Es el fin del mundo tal como lo conocemos, y me siento bien». Pues eso, empieza una nueva era llena de posibilidades: tomemos nota y aprovechémosla.