Deuda pública: 50 años no es nada

Deuda pública: 50 años no es nada

Tiempo de lectura: 4 minutos

Deuda Pública

2016-05-30, Marian López


España ha colocado 3.000 millones de euros en deuda pública a 50 años. Más concretamente en bonos.

Con esta noticia nos despertábamos hace un par de semanas. Sí, como lo oís, hay gente que está comprando deuda pública nada más y nada menos que a 50 años.

En un entorno con tipos de interés tan bajos, la deuda pública se ha convertido en el «refugio» al que acuden los inversores más conservadores para obtener algo de rentabilidad.

Si sois clientes de Barclays, BNP, Caixabank, Citi, Santander o Société Générale, seguro que os han ofrecido unos «jugosos» bonos del Estado al 3,49%.

Dicho así y frente a depósitos que no llegan ni al 1% de interés, suena de maravilla, ¿verdad?. Pero ¡cuidado!. Al largo plazo en que se emiten estos bonos (50 años), se une algo que los que ya llevamos un tiempo en el mundo financiero conocemos bien, y es que «la renta fija tiene riesgo«.

Pero para saber bien de qué hablamos, primero deberemos entender algunos conceptos.

¿Qué es la deuda pública?.

Por deuda pública o soberana se entiende al conjunto de deudas que mantiene un estado frente a los particulares u otro país. Constituye una forma de obtener recursos financieros por parte del Estado o cualquier poder público materializada mediante emisiones de títulos de valores o bonos.

Para aclararlo un poco: el Estado emite deuda para obtener financiación. Esa deuda pueden ser Letras del Tesoro, bonos u obligaciones. Nosotros compramos la deuda a través de nuestro banco, a fin de conseguir algo de rentabilidad.

¿En qué consisten los bonos?.

Pues como acabo de decir en líneas anteriores, los bonos son productos de inversión que consisten en la compra de deuda en este caso pública (la deuda también puede ser privada) para obtener rentabilidad.

¿Qué diferencia hay entre bonos y depósitos?.

Aquí es donde viene el «meollo» de la cuestión. No hay que confundir los bonos con los depósitos, ya que las características de ambos son diferentes.

Ya sabemos cómo funcionan los depósitos:

Depositas dinero en el banco a un plazo determinado. Por este dinero el banco te paga un interés y cuando vence el plazo pactado en el contrato, te devuelven tu dinero (además de los intereses que hayas cobrado). En caso de quiebra del banco, el FGD (Fondo de Garantía de Depósitos) te cubre 100.000 euros por titular.

Pero, ¿sabemos cómo funciona un bono?.

Recordemos que el bono es Deuda Pública emitida por el Estado para financiarse y por la que te paga un determinado interés (en caso de que compres). Sin embargo, y pese a que los bancos nos lo intenten vender como algo seguro, los bonos tienen sus riesgos.

1.- En primer lugar, tu dinero sólo estará garantizado por el organismo emisor. Por ejemplo, si compras bonos de la Comunidad Autónoma de Madrid, el dinero estará garantizado por dicha Comunidad Autónoma.

¿Qué ocurre si en este ejemplo, la Comunidad Autónoma quebrase?. Pues que, a diferencia del depósito, el FGD no cubre tu inversión. Tu dinero quedaría garantizado por la Comunidad Autónoma, por lo que en caso de quiebra de la misma, recuperar tu dinero sería una «ardua» tarea.

2.- En segundo lugar, los bonos no son tan líquidos como nos los venden. Imagina que has comprado estos maravillosos bonos a 50 años y por ejemplo, decides deshacerte de ellos a los 5 años. Para venderlos tendrás que acudir a un mercado denominado «mercado secundario».

¿Qué puede ocurrir?. Pues que cuando vayas a vender tu bono, el precio por el que tengas que hacer la operación, sea inferior al precio al que lo compraste. Pues bien, en este caso perderías dinero.

Tipos de deuda pública.

Si hablamos de deuda pública del Estado (es la más común), encontramos bonos y obligaciones que, según el plazo al que se emitan, tienen nombres diferentes:

  • Letras del Tesoro. Es la deuda a más corto plazo: entre 3 y 18 meses.
  • Bonos del Estado. Su duración media es entre 2 y 5 años.
  • Obligaciones del Estado. Es la deuda pública a mayor plazo, entre 10 y 30 años.

Bonos o depósitos, ¿qué elijo?.

Para elegir dónde invertir nuestro dinero, siempre deberíamos mantener un buen equilibrio entre rentabilidad, riesgo y liquidez (disponibilidad).

Antes de dar un solo paso, deberemos tener claros tres puntos:

  1. Que conocemos bien el producto.
  2. Si nuestro dinero estará disponible y cuándo.
  3. Cuál es nuestro perfil de inversor (conservador, moderado o arriesgado).

Hasta que no tengamos claros estos 3 puntos, no estaremos en disposición de invertir en bonos por nuestra cuenta (es mejor buscar un profesional que nos oriente).

Por tanto, si nos acechan las dudas, mejor no arriesgarse e invertir directamente en un depósito. Pese a que su rentabilidad es baja, sabemos que se trata de un producto líquido (podemos disponer del dinero cuando queramos bajo penalización) y con hasta 100.000 euros garantizados por el FGD.

Entonces, ¿es una buena alternativa para nosotros invertir en deuda pública a 50 años?.

 Bueno, si lo pensamos, entre un depósito cuya rentabilidad apenas llegue al 0,61% y un bono con una rentabilidad del 3,49%, la opción sería clara.

Pero, ¿y si os digo que para obtener esa rentabilidad debéis mantener vuestra inversión un plazo de 50 años, arriesgándote además a perder parte de tu dinero si decides venderla antes?. Dicho así ya no suena tan atractivo, ¿verdad?.

Otra cosa que deberéis tener en cuenta es que si los tipos bajan, vuestros bonos subirán. Pero por el contrario, si los tipos suben, el valor de vuestros bonos bajará.

Pese a que ahora los tipos de interés están muy bajos, desde la FED ya se habla de una posible subida de tipos en breve. Los analistas creen que en 2-3 años, los tipos iniciaran una escalada.

50 años dan para mucho, y lo que hoy es un maravilloso 3,49% en diez años puede resultar una miseria.

Por todos estos datos, lo que en principio nos tratan de vender desde el banco como algo muy seguro, la inversión en bonos (deuda pública), es de todo menos segura.

Recordad que no debéis embarcaros en productos que no conozcáis. Si tenéis alguna duda, ya sabéis que podéis consultarnos sin compromiso a través de nuestra página web www.garciaslopezasesores.es

Como decía el tango «Volver» del gran Carlos Gardel: «que veinte años no es nada». En nuestro caso, 50 años dan para mucho. No es necesario plantearse inversiones a tan largo plazo para tratar de obtener rentabilidad. Existen otras opciones.

Volveremos la semana que viene. Hasta entonces, sed felices.