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2017-01-16, Marian López


«Renovarse o morir«. Eso es lo que ha sucedido últimamente con los depósitos. Y es que con los tipos de interés bajo mínimos, si este producto de inversión quiere sobrevivir, no le quedará más remedio que renovarse.

El Banco de España publicaba que en noviembre del pasado año, el tipo de interés de los depósitos a un año era del 0,11%.

Los inversores más conservadores siempre habían apostado por los depósitos como uno de sus «productos estrella» con los que además de obtener una buena rentabilidad de su dinero, el riesgo que corrían era mínimo.

Pero la «época dorada» de los depósitos ya pasó y ahora toca afrontar una nueva etapa en la que este producto ya no brilla como lo hizo hasta hace relativamente poco tiempo.

Toca «ponerse las pilas» e intentar hacer atractivos de nuevo a los depósitos. Hay entidades y plataformas que ya están en ello. Con ese objetivo han lanzado al mercado algunas opciones «diferentes» para contratar depósitos:

1.- Raisin. Empezaremos con esta plataforma que funciona en nuestro país desde hace poco más de un año (en diciembre de 2016) a través de la cual podréis invertir en depósitos de entidades bancarias de la Unión Europea.

Esta plataforma alemana de depósitos a plazo fijo ha obtenido el reconocimiento del público como la mejor de su categoría dos años consecutivos (2014 y 2015). Cuenta con una base de 60.000 clientes «satisfechos» (como ellos mismos lo denominan).

¿Cómo funciona Raisin?. Te registras en la plataforma, transfieres el dinero que quieras invertir a tu cuenta Raising (abierta para la ocasión) y podrás elegir un depósito de entre cualquiera de los bancos colaboradores.

Es una fintech (finanzas + tecnología) enfocada a quienes quieran invertir su dinero en depósitos a plazo fijo con una rentabilidad algo atractiva, aunque ello implique invertir en entidades ubicadas fuera de España.

Ventajas: las entidades con las que trabaja Raisin están adheridas al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), por lo que el ahorrador tiene protegidos hasta 100.000 euros por titular y banco.

Desventajas: La oferta no es muy amplia y está fuera de nuestro país. Actualmente cuentan con 3 productos:

  • Depósito a 2 años al 1,05% TAE con EuramBank (Banco austriaco).
  • Depósito a 2 años al 0,94% TAE con AliorBank (Banco polaco).
  • Depósito a 2 años al 0,80% TAE CON J&T BANKA (Banco checo).

2.- Crédit Agricole Consumer Finance. Es la filial de créditos al consumo perteneciente al banco francés Crédit Agricole, líder en su país.

Tiene varias opciones de depósitos cuyos importes van desde los 5.000 (importe mínimo a invertir) hasta los 500.000 euros.

Las opciones son:

  • Depósito a 3 años al 1,35% TIN.
  • Depósito a 2 años al 1,20% TIN.
  • Depósito a 1 año al 1% TIN.
  • Depósito a 6 meses al 0,70% TIN.

Ventajas: son depósitos sin costes ni comisiones y con cobro de intereses anual (excepto el de 6 meses que se cobra a vencimiento).

En este caso sería el Fondo de Garantía de Depósitos y Resolución Francés (FGDR) quien garantizaría los 100.000 euros por depósito y titular.

3.- Banco Mediolanum. Condiciona la rentabilidad de sus depósitos a que contrates otros productos gestionados por la entidad por el mismo importe o superior al del depósito contratado. Los tres depósitos son a 6 meses:

  • Depósito 1.25 MIX.
  • Depósito 1.75 MIX.
  • Depósito 4.0 MIX.

A mayor número de productos contratados, mayor rentabilidad. También están garantizados los 100.000 eur por titular a través del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) español.

Amigos y amigas, hasta aquí las ofertas más «jugosas» de depósitos que actualmente podéis encontrar en el mercado.

Si lo que buscáis es obtener rentabilidades más elevadas, también deberéis asumir más riesgo. Es la regla que nunca falla.

No obstante, si necesitáis algún tipo de orientación sobre vuestras finanzas personales, no dudéis en contactar con nosotros a través de nuestra página web www.garciaslopezasesores.es. Estaremos encantados de poder ayudarte.

Esta semana me despediré con una frase del gran Warren Buffett: «Regla número uno: nunca pierdas dinero; regla número dos: nunca olvides la regla número uno».

La semana que viene volveremos con nuevos contenidos. Hasta entonces, por favor, sed felices.

 

 

 

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Deuda Pública

2016-05-30, Marian López


España ha colocado 3.000 millones de euros en deuda pública a 50 años. Más concretamente en bonos.

Con esta noticia nos despertábamos hace un par de semanas. Sí, como lo oís, hay gente que está comprando deuda pública nada más y nada menos que a 50 años.

En un entorno con tipos de interés tan bajos, la deuda pública se ha convertido en el «refugio» al que acuden los inversores más conservadores para obtener algo de rentabilidad.

Si sois clientes de Barclays, BNP, Caixabank, Citi, Santander o Société Générale, seguro que os han ofrecido unos «jugosos» bonos del Estado al 3,49%.

Dicho así y frente a depósitos que no llegan ni al 1% de interés, suena de maravilla, ¿verdad?. Pero ¡cuidado!. Al largo plazo en que se emiten estos bonos (50 años), se une algo que los que ya llevamos un tiempo en el mundo financiero conocemos bien, y es que «la renta fija tiene riesgo«.

Pero para saber bien de qué hablamos, primero deberemos entender algunos conceptos.

¿Qué es la deuda pública?.

Por deuda pública o soberana se entiende al conjunto de deudas que mantiene un estado frente a los particulares u otro país. Constituye una forma de obtener recursos financieros por parte del Estado o cualquier poder público materializada mediante emisiones de títulos de valores o bonos.

Para aclararlo un poco: el Estado emite deuda para obtener financiación. Esa deuda pueden ser Letras del Tesoro, bonos u obligaciones. Nosotros compramos la deuda a través de nuestro banco, a fin de conseguir algo de rentabilidad.

¿En qué consisten los bonos?.

Pues como acabo de decir en líneas anteriores, los bonos son productos de inversión que consisten en la compra de deuda en este caso pública (la deuda también puede ser privada) para obtener rentabilidad.

¿Qué diferencia hay entre bonos y depósitos?.

Aquí es donde viene el «meollo» de la cuestión. No hay que confundir los bonos con los depósitos, ya que las características de ambos son diferentes.

Ya sabemos cómo funcionan los depósitos:

Depositas dinero en el banco a un plazo determinado. Por este dinero el banco te paga un interés y cuando vence el plazo pactado en el contrato, te devuelven tu dinero (además de los intereses que hayas cobrado). En caso de quiebra del banco, el FGD (Fondo de Garantía de Depósitos) te cubre 100.000 euros por titular.

Pero, ¿sabemos cómo funciona un bono?.

Recordemos que el bono es Deuda Pública emitida por el Estado para financiarse y por la que te paga un determinado interés (en caso de que compres). Sin embargo, y pese a que los bancos nos lo intenten vender como algo seguro, los bonos tienen sus riesgos.

1.- En primer lugar, tu dinero sólo estará garantizado por el organismo emisor. Por ejemplo, si compras bonos de la Comunidad Autónoma de Madrid, el dinero estará garantizado por dicha Comunidad Autónoma.

¿Qué ocurre si en este ejemplo, la Comunidad Autónoma quebrase?. Pues que, a diferencia del depósito, el FGD no cubre tu inversión. Tu dinero quedaría garantizado por la Comunidad Autónoma, por lo que en caso de quiebra de la misma, recuperar tu dinero sería una «ardua» tarea.

2.- En segundo lugar, los bonos no son tan líquidos como nos los venden. Imagina que has comprado estos maravillosos bonos a 50 años y por ejemplo, decides deshacerte de ellos a los 5 años. Para venderlos tendrás que acudir a un mercado denominado «mercado secundario».

¿Qué puede ocurrir?. Pues que cuando vayas a vender tu bono, el precio por el que tengas que hacer la operación, sea inferior al precio al que lo compraste. Pues bien, en este caso perderías dinero.

Tipos de deuda pública.

Si hablamos de deuda pública del Estado (es la más común), encontramos bonos y obligaciones que, según el plazo al que se emitan, tienen nombres diferentes:

  • Letras del Tesoro. Es la deuda a más corto plazo: entre 3 y 18 meses.
  • Bonos del Estado. Su duración media es entre 2 y 5 años.
  • Obligaciones del Estado. Es la deuda pública a mayor plazo, entre 10 y 30 años.

Bonos o depósitos, ¿qué elijo?.

Para elegir dónde invertir nuestro dinero, siempre deberíamos mantener un buen equilibrio entre rentabilidad, riesgo y liquidez (disponibilidad).

Antes de dar un solo paso, deberemos tener claros tres puntos:

  1. Que conocemos bien el producto.
  2. Si nuestro dinero estará disponible y cuándo.
  3. Cuál es nuestro perfil de inversor (conservador, moderado o arriesgado).

Hasta que no tengamos claros estos 3 puntos, no estaremos en disposición de invertir en bonos por nuestra cuenta (es mejor buscar un profesional que nos oriente).

Por tanto, si nos acechan las dudas, mejor no arriesgarse e invertir directamente en un depósito. Pese a que su rentabilidad es baja, sabemos que se trata de un producto líquido (podemos disponer del dinero cuando queramos bajo penalización) y con hasta 100.000 euros garantizados por el FGD.

Entonces, ¿es una buena alternativa para nosotros invertir en deuda pública a 50 años?.

 Bueno, si lo pensamos, entre un depósito cuya rentabilidad apenas llegue al 0,61% y un bono con una rentabilidad del 3,49%, la opción sería clara.

Pero, ¿y si os digo que para obtener esa rentabilidad debéis mantener vuestra inversión un plazo de 50 años, arriesgándote además a perder parte de tu dinero si decides venderla antes?. Dicho así ya no suena tan atractivo, ¿verdad?.

Otra cosa que deberéis tener en cuenta es que si los tipos bajan, vuestros bonos subirán. Pero por el contrario, si los tipos suben, el valor de vuestros bonos bajará.

Pese a que ahora los tipos de interés están muy bajos, desde la FED ya se habla de una posible subida de tipos en breve. Los analistas creen que en 2-3 años, los tipos iniciaran una escalada.

50 años dan para mucho, y lo que hoy es un maravilloso 3,49% en diez años puede resultar una miseria.

Por todos estos datos, lo que en principio nos tratan de vender desde el banco como algo muy seguro, la inversión en bonos (deuda pública), es de todo menos segura.

Recordad que no debéis embarcaros en productos que no conozcáis. Si tenéis alguna duda, ya sabéis que podéis consultarnos sin compromiso a través de nuestra página web www.garciaslopezasesores.es

Como decía el tango «Volver» del gran Carlos Gardel: «que veinte años no es nada». En nuestro caso, 50 años dan para mucho. No es necesario plantearse inversiones a tan largo plazo para tratar de obtener rentabilidad. Existen otras opciones.

Volveremos la semana que viene. Hasta entonces, sed felices.

 

 

 

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Plan de Ahorro 5

2015-06-22, Marian López


Con los tipos de interés de los depósitos “por los suelos”, ha surgido una nueva figura en el panorama financiero para aquellos que quieran rentabilizar sus ahorros sin asumir riesgos. Se trata del Plan de Ahorro 5.

El Gobierno en su reforma fiscal de enero, presentó el Plan de Ahorro 5 como instrumento para incentivar el ahorro a largo plazo entre los pequeños y medianos ahorradores.

Nada más “nacer” el producto, tanto bancos como aseguradoras se pusieron “manos a la obra” utilizándolo como “gancho” para captar clientes. De hecho, en estos momentos, muchas entidades ofrecen el Plan Ahorro 5 como una alternativa a los depósitos para sus clientes.

La pregunta es ¿me conviene cambiar mi depósito por un Plan de Ahorro 5?. Pues depende de tus necesidades. Antes de responder a esta pregunta, vamos a tratar de entender en qué consisten cada uno de los productos mencionados.

1.- DEPÓSITO A PLAZO. Es un producto de inversión en el que un cliente entrega al banco una cantidad de dinero durante un tiempo determinado, a cambio de una remuneración por parte del banco en forma de tipo de interés aplicado sobre el capital.

El cliente puede recibir esos intereses mensual, trimestral, semestralmente o a vencimiento del plazo (por ejemplo un año), depende de lo estipulado en el contrato. A vencimiento, finaliza el producto y el banco te ingresará en tu cuenta corriente el importe que pusiste al inicio más los intereses que te correspondan (si es que no te los han pagado fraccionados).

Si necesitas dinero y te ves “obligado” a cancelar el depósito antes de tiempo, el banco te aplicará una penalización (suele ser un porcentaje que se descuenta a los intereses).

Existe un Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) que en caso de quiebra del banco, garantiza hasta 100.000 euros por titular.

¿Cómo tributan los depósitos?. Tributan como rendimientos de capital. El banco cuando te abona los intereses, ya te retiene el 20% (con la nueva fiscalidad) deducible de la cuota del IRPF en tu declaración de la renta.

2.- SIALP (Seguros Individuales de Ahorro a Largo Plazo). El SIALP sólo puede contratarse en aseguradoras, ya que se trata de un seguro. Está pensado para que mantengas el dinero invertido durante cinco años.

Los rendimientos generados durante esos cinco años, están exentos de tributación. Se abonarán a vencimiento del producto. ¡Ojo! si decides disponer de tu dinero antes del vencimiento, sólo se te garantiza un 85% del capital invertido y además tendrás que tributar por los rendimientos.

La aportación máxima que se puede hacer es de 5.000 euros anuales. Eso sí, el SIALP (a diferencia del CIALP), te permite a vencimiento poder contratar otro seguro igual por cinco años más sin que compute el límite de los 5.000 euros.

En este caso la garantía del producto la ofrece la misma aseguradora (no hay un Fondo de Garantía como en los depósitos).

3.- CIALP (Cuentas Individuales de Ahorro a Largo Plazo). Sólo contratables en bancos, ya que se trata de una cuenta de ahorro. Sus características son las mismas que en los SIALP: inversión a cinco años con una aportación máxima de 5.000 euros anuales.

Los rendimientos generados también están exentos de tributación y se ingresan en la misma cuenta del producto: no es necesario abrir otra cuenta más en el banco para ingresar el beneficio.

A diferencia de los SIALP, en los CIALP no es posible abrir otra cuenta transcurridos los cinco años.

Las CIALP están cubiertas por el Fondo de Garantía de Depósitos.

Una vez explicados los tres productos, vamos a formularnos de nuevo la pregunta del inicio:

¿Me conviene cambiar mi depósito por un Plan de Ahorro 5?.

Si bien es verdad que en su inicio los planes de ahorro ofrecen mayor rentabilidad que los depósitos, esta circunstancia es sólo coyuntural. De hecho dos de las entidades más importantes de nuestro país ya comienzan a comercializar depósitos con un tipo de interés máximo del 3% según te vincules más o menos con el banco (domiciliando nóminas, recibos, etc).

Otra de las desventajas de los planes de ahorro frente a los depósitos es la falta de flexibilidad del producto. Hay depósitos que bajo penalización, te permiten disponer de tu dinero antes de su vencimiento: a veces de la totalidad, y otras veces puedes cancelar sólo una parte.

En los planes de ahorro, si contratamos un SIALP, tienes que rescatar sí o sí la totalidad del importe perdiendo con ello todas las ventajas fiscales del producto, ya que tendrás que tributar por los rendimientos generados durante ese período.

Lo ideal en los planes de ahorro es aprovechar el beneficio fiscal, es decir aportar siempre lo máximo (5.000 euros al año) y durante los cinco años de vigencia del producto. Si lo hacemos por menos cantidad o creemos que vamos a necesitar el dinero antes, se pierde el atractivo.

Resumiendo, el Plan de Ahorro 5 (donde se incluyen tanto SIALP como CIALP) nos conviene si queremos conseguir un capital que nos ayude a superar imprevistos importantes o asumir gastos o inversiones sin necesidad de pedir un préstamo.

Lo idóneo es poder aprovechar las ventajas fiscales de un Plan de Ahorro 5 (mantener el dinero 5 años y aportar lo máximo para no tributar por los rendimientos), pero teniendo dinero disponible en otros productos de ahorro como cuentas remuneradas o depósitos para cubrir otras necesidades puntuales. Es decir, combinar ambos productos.

Dejar todos tus ahorros en un Plan de Ahorro 5 no es lo más conveniente.

Esta semana, mi frase elegida para finalizar pertenece al ensayista Samuel Johnson: «El hombre que sabe gastar y ahorrar es el más feliz, porque disfruta con ambas cosas».

Hay que saber planificar muy bien nuestro ahorro para poder disfrutarlo de la mejor manera posible.

Ya sabéis que para cualquier duda o aclaración, podéis contactar con nosotros a través de nuestra página web www.garciaslopezasesores.es

 

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money2

2015-04-27, Marian López


La renta fija ya no es lo que era. Los ahorradores conservadores (que son una gran mayoría), ven como poco a poco los productos de inversión que se adaptan a su perfil, ofrecen rentabilidades cada vez más bajas.

De hecho, ya son muchos los que dicen aquello de «mejor tener el dinero debajo del colchón». Tampoco es eso, porque el dinero se va depreciando con el paso del tiempo, pero es cierto que los buenos tiempos para este tipo de inversor, han llegado a su fin.

El «producto estrella» por excelencia para los inversores conservadores era el depósito a plazo (también llamado imposición a plazo fijo o IPF).

¿Qué es un depósito a plazo?. Se trata de un producto que consiste en la entrega de una cantidad de dinero a una entidad bancaria durante un tiempo determinado. Transcurrido ese plazo, la entidad devuelve el dinero junto a los intereses pactados.

El banco también puede pagar dichos intereses periódicamente (mensual, trimestral o semestral) mientras dure la operación. Los intereses se liquidan en la cuenta corriente que el cliente tenga abierta en la entidad.

Hace unos años, se llegaron a ver depósitos a 12 meses con rentabilidades del 4% o incluso superiores. Pero paulatinamente estos tipos de interés se han ido revisando por el Banco de España a la baja, hasta llegar a la situación actual en la que apenas se paga nada.

Ahora, puedes sentirte afortunado si te pagan un 0,50% a un año. Y si lo hace, el banco te exige a cambio fidelidad absoluta, que incluye tener tu nómina allí, domiciliar recibos, contratar tarjetas, etc.

Y ¿cuál es el nuevo producto que los bancos ofrecen como el «maná» para sus clientes más conservadores?. Pues ni más ni menos que los depósitos estructurados. Los bancos nos lo presentan en un paquete precioso, con un gran lazo, como algo que nos dará unos jugosos intereses.

Pero ¡cuidado! porque «nadie da duros a pesetas». Es cierto que dan más rentabilidad que el típico depósito de toda la vida, pero como reza una máxima financiera: «a mayor rentabilidad, mayor riesgo».

Os voy a explicar de una manera sencilla en qué consiste un depósito estructurado para que lo entendáis.

 Existen dos tipos de depósitos referenciados:

  1. Depósitos mixtos. El 50% del dinero invertido va a un plazo y un interés fijo  y el otro 50% es un interés variable que suele ir referenciado a la evolución de un índice bursátil (por ejemplo el Ibex 35) o a una serie de acciones (por ejemplo Telefónica, Repsol).
  2. Depósito estructurado 100% variable. El tipo de interés depende totalmente de lo que hagan las acciones. Por ejemplo, ganarás un 20% de lo que se revalorice la acción.

Hoy por hoy, la mayoría de entidades sólo ofrecen el depósito estructurado de renta variable vinculando todo el dinero invertido a lo que hagan unas acciones o un índice determinado.

Así el cliente puede obtener más rentabilidad, pero ojo, porque corremos el riesgo de volver a casa con las manos vacías una vez que haya vencido el depósito, siendo «cero patatero» la rentabilidad acumulada durante los dos o tres años que suele durar el producto.

En el mejor de los casos, si el capital está garantizado, habremos perdido dos o tres años con nuestro dinero invertido en un producto que no nos ha dado ni un euro de interés.

Pero existen depósitos estructurados en los que podemos perder dinero.

Por ejemplo: depósito estructurado a dos años sin garantía de capital. referenciado a Telefónica y Repsol.

Año uno: el precio de ambas acciones está por encima del precio inicial o igual, el banco te paga un cupón (por ejemplo un 2%) y te devuelve el dinero.

Si el precio de alguna de las acciones está por debajo del inicial, el dinero se queda invertido un año más.

Segundo año: si el precio de ambas acciones está igual o por encima de su precio inicial, el banco te paga un 4% y te devuelve el dinero. Sin embargo, si alguna acción está por debajo de su precio inicial, te devolverán lo que valga la peor acción. En este caso, pierdes capital.

Mucho cuidado con los depósitos estructurados. Se han convertido en un gancho más y los bancos los venden «como churros». Hay que tener en cuenta entre otras cosas que:

  • El Fondo de Garantía de Depósitos, sólo garantiza la parte que vaya referenciada al plazo fijo, este Fondo no cubre la parte referenciada a una acción o un índice.
  • Debes conocer de antemano la comisión que te cobre el banco por cancelar el producto antes de tiempo, si eso es posible. Porque hay depósitos de este tipo que no permiten cancelación anticipada. La comisión suele estar entre el 1,5% y el 5% del importe invertido.

Como os digo siempre: por favor, leed atentamente la letra pequeña. Recordad que «la banca siempre gana». Sus empleados se mueven por objetivos, y os ofrecerán el producto que deje más margen a su empresa.

Por tanto, no firméis nada que no entendáis. En caso de duda, siempre podéis acudir a algún experto externo al banco (un asesor financiero) que os aclare todos los puntos del contrato, que os ayude a destapar la «cara B» de aquello que os intenten endosar.

Si tenéis alguna sugerencia o queréis hacer alguna consulta, podéis enviarme un mail a marian@garciaslopezasesores.es

Esta semana, os dejo con una frase que decía Manolito del cómic de Mafalda: «Se habla mucho de depositar confianza, pero nadie dice que interés te pagan».