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Tiempo de lectura: 3 minutos

Seguro que alguna vez en vuestra vida habéis ido a un concierto y disfrutado de la experiencia. Pero… ¿Os habéis preguntado qué hay detrás de esa hora/ hora y media de show?. Ya os lo puedo adelantar: detrás de todo ese espectáculo hay trabajo en equipo.

Mis casi doce años sobre los escenarios me han enseñado, entre otras cosas, que sin un buen trabajo en equipo, nada sale como uno/a quisiera.

Empecemos de cero. La mayoría de las bandas surgen entre chavales jóvenes. Se juntan unos colegas con la música como afición en común y deciden ver qué pasa.

Esa primera intención puede caer en el olvido más absoluto, pasar a ser una banda más, o triunfar. Pocas de ellas triunfan. No os podéis ni imaginar la cantidad de grupos que hay por ahí tocando sabiendo que jamás rozarán la gloria. Ese es un privilegio al alcance de unos pocos.

¿Qué diferencia hay entre una banda común o un grupo famoso?. La verdad es que nadie posee “la fórmula secreta”. A veces el factor “suerte” también cuenta. Eso de “estar en el sitio adecuado en el momento adecuado” no le sucede a todo el mundo.

Uno de los elementos que influyen en que un grupo pase de mediocre a bueno son las personas que lo componen.

Si quieres tener un buen grupo de música, necesitas rodearte de los mejores. Las grandes bandas de rock están formadas por grandes músicos con un objetivo común: hacer buena música y vivir de ella.

Trasladado al entorno empresarial, un equipo es un grupo de personas diferentes que se comprometen a trabajar juntos para alcanzar unas metas comunes.

Aquí es importante destacar dos palabras: “compromiso” y “cohesión”. Para que el grupo alcance su meta necesita comprometerse y para que funcione, debe hacerlo como un todo.

Pongámonos en la piel de esos chavales que se juntan para tocar un par de temas. Cada uno de ellos proviene de una familia distinta, probablemente incluso de ambientes completamente diferentes. ¿Qué les une?. La pasión por la música y las ganas de trabajar para conseguir algunos bolos.

Con trabajo, compromiso y cohesión, podrán conseguirlo.

Pero no nos engañemos. Formar una banda sólida no es tarea fácil, y al igual que sucede en una empresa, implica  cumplir con una serie de pautas:

1.- En primer lugar: identificar y asignar las funciones que se consideren necesarias para alcanzar el éxito como equipo.

  • Define tu proyecto. ¿Qué tipo de música vais a tocar: ¿rock, pop, electrónico?. Trasladado al entorno empresarial sería contestar a la pregunta, ¿a qué se va a dedicar el equipo?.
  • Cada miembro del equipo debe tener una función predefinida y una responsabilidad para el éxito del proyecto. ¿Quiénes son los miembros de la banda?. ¿Qué papel tiene cada uno de ellos?. ¿Guitarrista, bajista, batería y voz?. ¿Hay teclista?. ¿Una o dos guitarras?…

 

2.- En segundo lugar, es necesario determinar el tamaño del equipo.

  • ¿Cuántos vais a ser en la banda? ¿Cuatro, cinco, más?. Además necesitarás a lo mejor, un técnico de sonido, alguien que se encargue del merchandising, un mánager, etc.

 

3.- En tercer lugar: seleccionar a las personas adecuadas para el equipo.

  • Visualiza qué tipo de personas quieres que formen tu equipo/ tu banda. ¿Con quién te gustaría trabajar?. ¿Qué perfil deben tener?.

 

4.- En cuarto lugar, recalcar la necesidad de liderazgo. El papel del líder tiene que estar bien definido. Él será quien marque las pautas a seguir por el equipo con la finalidad de conseguir un objetivo común. Una de las características que considero fundamentales en un líder es el carisma: ¡Imaginaos a Queen sin Freddie Mercury al frente!.

 

5.- Cuidado con el ego. Las personas somos seres sociales por naturaleza, y las relaciones de grupo satisfacen esa necesidad. Pero… ¡mucho ojo!. Cuando se está en proceso de creación (por ejemplo componiendo un tema para la banda), pueden surgir conflictos de egos.

Los miembros del equipo deben ser capaces de ceder parte de su ego en aras de la creatividad. Las aportaciones que realice cada uno de los miembros de la banda en ese caso, sería algo que enriquecería al grupo en su conjunto.

 

6.- Aprender a disfrutar con lo que hagas. Sólo si disfrutas, serás capaz de transmitir pasión. ¿Qué buscamos cuando vamos a un concierto?. Pasarlo bien, entregarte, dejarte llevar y salir con ganas de más. Si una empresa es capaz de transmitir ese mensaje, tiene mucho que ganar.

Esta semana acabaré con una frase de la mítica banda de rock londinense Status Quo: “¡Aquí estamos!. ¡Aquí vamos!. Todos a bordo y pisando la carretera. ¡Allá vamos!. A rockanrolear por todo el mundo.”

Porque esto, como todo en la vida, es cuestión de “ACTITUD”.

Volveré en breve con un nuevo post, pero hasta entonces no olvidéis ser felices.

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Vivimos rodeados de “infoxicación” y el liderazgo no iba a ser una excepción.

Tenemos definiciones de liderazgo. Entre ellas la que lo define como “conjunto de habilidades directivas que un individuo tiene para influir en la forma de ser de las personas o en un grupo de personas determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo, en el logro de metas y objetivos”.

También contamos con las características que se le presuponen a un líder del siglo XXI, entre las que se encuentran la capacidad de comunicación y ser motivador/a.

Además está el tema de las clasificaciones. Una de las clasificaciones de líder es la que ofrece Max Weber. Según él, existen tres tipos puros de liderazgo:

  • Líder carismático. Tiene la capacidad de generar entusiasmo.
  • Líder tradicional. Es líder porque ha heredado el poder.
  • Líder legítimo. Adquiere el poder mediante procedimientos autorizados en las normas legales.

Y podría seguir hasta el infinito: teorías y definiciones sobre lo que es o debe ser el liderazgo, se multiplican por doquier.

Los humanos somos así: necesitamos “encorsetar” conceptos y generalizarlos porque así todo es mucho más fácil. Lo que se salga de estos “estereotipos”, nos descoloca.

Como sabéis, una de mis facetas es la de ser cantante en el grupo de rock industrial Psideralica (www.psideralica.com). Bien, pues en el mundo del rock por supuesto que existen líderes.

¿Qué sería de Metallica sin la inconfundible voz de James Hetfiel?. ¿Y de Queen sin Freddy Mercury?. ¿O de los Rolling sin el descaro de Mick Jagger?. Todos ellos han sido y son líderes indiscutibles de sus bandas: aportan ese carisma tan necesario dentro del escenario y además han sabido contagiar su energía a millones de fans en todo el mundo.

Pero… ¿os habéis dado cuenta de una cosa?. Todos los ejemplos que he mencionado hacen referencia a cantantes. No obstante existen líderes de bandas que no son necesariamente vocalistas.

En los grupos de rock hay una especie de jerarquía (como en las empresas). En la primera posición suele estar el/la cantante, seguido del guitarrita, el/la batería y el/la bajista. Hay poca gente que cuando va a un concierto se fije en el bajo. De hecho muchos confunden guitarra y bajo, cuando ni en número de cuerdas ni en sonido tienen nada que ver.

Sin embargo para un cantante, el bajo es un aliado brutal porque acompaña constantemente a la voz.

Pero como en todo, existen excepciones y hay bajistas que han tenido mucho más protagonismo que el resto de la banda. ¿Por qué?. Pues simple y llanamente porque han sido líderes natos.

Uno de esos ejemplos es Lemmy bajista y cantante de la banda Motörhead, fallecido el 28 de diciembre de 2015.

Lemmy empezó a tocar el bajo por casualidad, sin embargo destacaba su inusual forma de tocar este instrumento. En lugar de puntear, rasgaba las cuerdas de su bajo como si fuera una guitarra y distorsionaba su sonido.

No era agraciado físicamente, ni cantaba especialmente bien, pero su desgarrada voz de “borracho de bar” inundaba estadios.

Su metro setenta y ocho vestido de negro riguroso, su sombrero de cowboy y su bigote de motero, eran la viva representación de alguien que vivía al límite.

Por encima de todo, Lemmy era un líder, con unas características que lo hacían destacar sin duda del resto de su banda:

  • Carismático. Todo en él era único: hasta la posición de su micro cuando cantaba. Y ese carisma hace que su legión de fieles seguidores continúe incrementándose.
  • Le entusiasmaba lo que hacía: era rock & roll 365 días al año.
  • Creativo. Tiene una extensísima discografía.
  • Creía en el potencial de las bandas emergentes. Apoyaba a las nuevas bandas con quien a veces colaboraba en el escenario. Detectaba el talento.

Lemmy no era un simple bajista, se convirtió en cantante y líder de una banda que ha vendido miles de discos. Cuando salía al escenario lo llenaba todo con su sola presencia, y el público totalmente entregado, coreaba sus canciones hasta quedar afónico.

Como buena estrella del rock, su ego era infinito y eso muchas veces lo hacía intransigente. Sin embargo, basta ver alguno de sus conciertos para comprobar la huella que ha dejado en la escena musical.

Voy a cerrar este post con una frase pronunciada por Lemmy que podría convertirse en un “tantra” para muchos de nosotros: “La forma más sencilla de sobrevivir es no rendirse”.

¡Esa es la actitud!.

Pronto volveréis a tener noticias mías, pero hasta entonces no olvidéis ser felices.