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Y saltó la noticia: quiebra el touroperador británico Thomas Cook. ¡Boom! El segundo mayor del mundo y el más antiguo de los touroperadores ha caído dejando a 600.000 turistas “desperdigados” en lugares diversos.

Esta quiebra afecta especialmente a destinos tan importantes para el sector turístico de nuestro país como Canarias o Baleares (Thomas Cook gestionaba más de 11.500 plazas de hotel y trajo a España 7,1 millones de turistas).

El día anterior a que la noticia se hiciera pública, el sector hotelero intentaba “in extremis” un plan de rescate que incluía ampliar los plazos de las deudas. Pero nada dio resultado: definitivamente Thomas Cook había entrado en quiebra.

Ahora son muchas las incógnitas que se ciernen en torno a ello: ¿Cómo una empresa de las dimensiones de Thomas Cook ha llegado a este punto?

La situación de la empresa no era buena, con pérdidas superiores a sus deudas. Además de esto, otros factores han contribuido a rematar la caída como la incertidumbre del Brexit, la depreciación de la libra y el auge de la contratación directa.

En los últimos años Thomas Cook fue testigo de su propio destronamiento por plataformas como Booking o Airbnb donde el cliente contrata directamente los servicios a través de internet.

De nuevo los cambios, la evolución… Nada que no hayamos vivido ya en otros sectores.

Recurriendo a los paralelismos musicales, la industria musical también ha sufrido una gran transformación en los últimos años.

Los 90 fueron el final de la “época dorada” de las discográficas. El final del soporte físico: desaparecieron CD’s y discos para dar paso al formato digital.

Los hábitos de consumo estaban cambiando. Apareció Napster, una web de descarga ilegal de música. Pero las discográficas le ganaron la batalla en 2002 llevándola a la quiebra.

Sin embargo, esa victoria resultó un tanto amarga ya que habían surgido muchos imitadores. El fenómeno era imparable. En 2003 Apple lanzó iTunes como alternativa a las descargas ilegales. El negocio funcionaba y pronto le salieron imitadores, hasta tal punto que hoy es normal comprar música en formato digital y por internet.

¿Quién no utiliza plataformas como Spootify para escuchar música, crear listas de canciones favoritas y compartirlas? Los usuarios consumen contenidos gratuitos y de pago y las empresas se financian con las cuotas de las suscripciones y los anuncios.

Todo ello paralelo con: tiendas virtuales (iTunes, Amazon Music), macro tiendas físicas que engloban música, videojuegos y electrónica con salas para conciertos como es el caso de FNAC.

El futuro está a la vuelta de la esquina y poco a poco veremos cómo convergen las grandes plataformas de streaming y las redes sociales. Podremos asistir a conciertos de nuestros grupos favoritos sin salir de casa a través de gafas de realidad virtual o aumentada. Gracias a los Big Data, disfrutaremos de servicios o experiencias personalizadas. Los artistas recurrirán a la inteligencia artificial para componer parte de su música.

De hecho ya estamos viendo como Amazon amenaza a Apple y Spootify haciendo que se tambaleen sus tronos en el universo streaming.

El sector turístico (igual que el musical), también está inmerso en múltiples cambios. Ha cambiado la forma de comprar los billetes: cada vez son menos los que acuden a agencias de viaje para hacerlo. Las plataformas como Booking o Airbnb le han dado la vuelta a la manera de contratar alojamiento cuando viajamos.

La inteligencia artificial y el machine learning a través de recomendaciones personalizadas lograrán que el turista viva esa experiencia única que busca.

Las redes sociales arden con comentarios y fotos de los lugares que hemos visitado.

El nuevo cliente busca que le faciliten la vida y en un entorno como el actual, lo encuentra mediante herramientas prácticas (en forma de Apps) que ofrezcan soluciones rápidas y sencillas a sus necesidades: poder controlar en todo momento su equipaje, disponer de vehículos autónomos a su llegada a destino, aplicaciones móviles donde concentrar toda la información del viaje…

En la época medieval, los reyes se destronaban a base de espadas. Ahora los reyes se destronan a golpe de tecnología. Vivimos en una época de cambio constante en la que debemos adaptarnos a las necesidades de nuestros clientes más que nunca.

No es momento de buscar culpables sino de aprender que cada revés de la vida supone una oportunidad de cambio que nos empuja a levantarnos y evolucionar.

Como canta la banda británica BMTH (Bring Me The Horizon) en su tema “Throne”: “Así que puedes lanzarme a los lobos. Mañana regresaré, líder de toda la manada. Dame una tremenda paliza. Cada herida me dará forma. Cada cicatriz va a construir mi trono”.

Y yo me pregunto… En este juego de tronos, ¿quién será el próximo rey?