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Depos estructurados

2015-10-12, Marian López


Los depósitos estructurados son un producto al que últimamente recurren los bancos con el objetivo de que sus clientes obtengan una mayor rentabilidad. Pero, ¿es el momento de contratarlos?. Esa es la pregunta que trataremos de resolver.

¿Qué es un depósito estructurado?.

Los depósitos estructurados son depósitos bancarios en los cuales la rentabilidad está vinculada a la evolución de uno o varios índices bursátiles (como el Ibex 35 o el Eurostoxx50), de la cotización de un grupo de acciones, o de cualquier otro activo.

Mientras los ahorradores intentan recuperarse de la crisis más profunda vivida en los últimos años, los bancos no cesan en su empeño de “fabricar” productos con rentabilidades atractivas que les ayuden a captar clientes.

Hoy en día, eso es casi una “misión imposible” porque ¿cómo se pueden ofrecer rentabilidades atractivas con los tipos de interés bajo mínimos?.

Pese a que esta semana haya experimentado una subida, la bolsa española cerró el tercer trimestre del 2015 con una caída del 11,2%. El Ibex 35 ha vuelto así a niveles del 2013. Entre otras la desaceleración china o la incertidumbre política en España, han pasado factura a nuestro índice.

Ante este escenario tan “desolador”, los ahorradores buscan desesperadamente “colocar” su dinero en algún producto con el que obtener algo de rentabilidad. Y ahí aparecen los bancos, ofreciendo toda una serie de productos complejos entre los que se encuentran los ya mencionados depósitos estructurados.

En este punto conviene tener mucho ojo, ya que un depósito estructurado no es lo mismo que un depósito tradicional. El estructurado puede conllevar el riesgo de que pierdas parte de tu inversión inicial.

No me cansaré de repetir hasta la saciedad, que antes de contratar un producto es necesario leer detenidamente la letra pequeña y preguntar en caso de que tengas dudas.

¿Cómo funcionan los depósitos estructurados?

En primer lugar, debéis saber que su «éxito» reside en que actualmente ofrecen mayor rentabilidad que los depósitos tradicionales. Ese es su «punto fuerte«: ofrecer intereses superiores a los del depósito a plazo fijo.

Son productos a medio plazo. Su duración suele estar entre los 18 y los 24 meses, aunque los hay con una duración superior que se sitúa entre los 3 y los 5 años.

Existen dos variantes:

  • El depósito estructurado cuya rentabilidad está 100% vinculada a una cesta de acciones o a la evolución de un índice. Aquí te juegas tu dinero. Si la cesta de acciones sube, puedes llegar a obtener rentabilidades interesantes, pero si por el contrario baja, puedes llegar a perder tanto dinero como lo que baje la peor acción.
  • La otra variante- suele ser la más común-, es el estructurado con una parte de rentabilidad fija (por ejemplo un 50% de la inversión) quedando la rentabilidad del resto de la inversión (el otro 50%) en manos de lo que hagan un índice o unas acciones. Aquí te aseguras que la mitad de tu dinero está garantizada y además consigues cierta rentabilidad, y respecto a la otra mitad funciona como el punto anterior: si las acciones bajan, puedes llegar a perder dinero.

Luego hay otros estructurados como el Depósito Garantizado Digital 29 de Bankinter que además de garantizarte el 100% de tu dinero, te garantiza en el peor de los casos, una rentabilidad mínima del 0,13%.

Este depósito es a un año y 6 meses, por lo que te encontrarías con tu dinero inmovilizado durante año y medio para obtener una rentabilidad del 0,13% TAE. No estamos ante ningún «chollo«.

Y es que esas rentabilidades de los depósitos tradicionales que llegaron a alcanzar el 8% o incluso el 9%, ya son historia.

Por tanto, mucho cuidado con lo que firmáis ya que como ahorradores si contratáis un depósito estructurado, según las características de éste, podéis llegar a ganar algo, pero también no ganar nada e incluso perder dinero.

Otro problema de los depósitos estructurados es la liquidez. ¿Podréis disponer de vuestro dinero antes de que venza el depósito?. La respuesta es: «depende«. Y como dice la canción ¿de qué depende?. Pues de que puedas optar por la cancelación anticipada.

Hay estructurados que no permiten cancelación anticipada, por lo que para recuperar tu dinero, tendrás que esperar a que finalice el plazo del depósito. Los que permiten que dispongas de tu dinero antes del vencimiento, lo hacen con condiciones.

Estas condiciones se traducen en el pago de una «penalización por cancelación anticipada«. En este caso, pagaríais por disponer de vuestro propio dinero.

Por tanto, dos puntos importantes a tener en cuenta si os decidís por un depósito estructurado:

1.- Procurad optar por productos que os garanticen el capital a vencimiento.

2.- Conocer si existe la posibilidad de cancelarlo anticipadamente, y de ser así, qué comisión os cobrarían por dicha cancelación.

¿Qué ocurre con mi dinero en caso de quiebra del banco?.

Si el banco quebrase, hasta 100.000 euros estarían cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).

En caso de que hayamos invertido más de 100.000 euros, los bancos suelen contratar seguros por si se da alguno de estos supuestos (por ejemplo una quiebra). En este caso deberíamos conocer los detalles de las coberturas de los citados seguros.

Resumiendo, con los depósitos estructurados, nos encontramos ante un producto que en la mayoría de los casos nos garantiza el 100% del capital (algunos no son garantizados), pero cuya rentabilidad está muy ligada a lo que haga la parte variable (por ejemplo, una cesta de acciones).

Recordad que la parte variable puede llegar a ser el 100% de vuestra inversión, por lo que es sumamente importante conocer dónde invierten, a qué acciones o índices van referenciados.

En los tiempos que corren y con los tipos de interés en mínimos, es complicado que los ahorradores más conservadores puedan encontrar productos que ofrezcan rentabilidades algo atractivas.

Si estáis pensando en contratar algún depósito estructurado, no dudéis en contactar con nosotros. Desde www.garciaslopezasesores.es, os garantizamos un asesoramiento profesional y adaptado a vuestras necesidades.

Como siempre, os deseo una feliz semana.

 

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FILE - In this March 5, 2012 file photo, consumer credit cards are posed in North Andover, Mass. The rate of severely late credit card payments dipped nationally in the first three months of the year, even as banks issued more cards to borrowers with less-than-stellar credit, according to an analysis by credit reporting agency TransUnion. (AP Photo/Elise Amendola, File)

2015-08-31, Marian López


Muchos de nosotros estamos preparando ya el regreso a la rutina tras disfrutar de las vacaciones. Es precisamente durante esos días, cuando nos damos cuenta de que hasta en los chiringuitos de playa más recónditos, aceptan la tarjeta de crédito como medio de pago.

Y es que cada vez son menos los que utilizan el dinero en efectivo y se unen al «club del plástico«, muchas veces por razones prácticas. La verdad, que te roben doscientos euros duele bastante más que el robo de una tarjeta.

El dinero es muy probable que no lo recuperes, en cambio basta una simple llamada para anular tu tarjeta y en una semana tienes otra completamente nueva.

Sólo en nuestro país hay 67,48 millones de tarjetas en circulación según datos del Banco de España correspondientes al primer trimestre del 2015. La tarjeta de crédito se ha convertido en el medio de pago más utilizado en el mundo.

No sé si conocéis la noticia de que Dinamarca podría convertirla en el medio de pago principal. El Gobierno de este país ha propuesto prescindir del dinero en efectivo en determinados comercios (como ropa, restaurantes o gasolineras), con el fin de ahorrar costes financieros y administrativos. Además esta medida ayudaría a luchar contra la economía sumergida.

Sin embargo, las tarjetas de crédito se pueden convertir en un arma de doble filo si no sabes cómo emplearlas. Hay que utilizarlas con cautela y conociendo bien cuáles son sus condiciones.

Ante el exceso de oferta, conviene antes de nada, conocer qué tipos de tarjetas de crédito existen, para después analizar qué factores debo tener en cuenta para elegir mi tarjeta de crédito.

Tipos de tarjetas de crédito.

Según las ventajas que ofrecen:

  • Tarjetas de crédito gratuitas. Las tarjetas de crédito cuentan con una serie de comisiones por emisión, renovación y mantenimiento. Estas comisiones suelen oscilar entre los 15 y los 80 euros. Sin embargo, actualmente existe un gran número de tarjetas en el mercado sin comisiones.
  • Tarjetas de crédito on line. Son aquellas que se pueden contratar a través de Internet.
  • Tarjetas de crédito sin cambiar de banco. Normalmente, la misma entidad en la que tenemos nuestro dinero, nos suele ofrecer tarjetas de crédito sin que ni siquiera lo pidamos. Sin embargo, si queremos tener una tarjeta de crédito de otro banco distinto al nuestro, podemos hacerlo. Bastará con asociar una cuenta a la nueva tarjeta. Así podrás beneficiarte de ventajas que te ofrezca ésta.

Según el emisor:

  • Tarjetas de crédito Visa. Una marca muy potente asociada a proporcionar la máxima seguridad. La mayoría de los usuarios de nuestro país tiene una tarjeta Visa.
  • Tarjetas MasterCard. Se pueden utilizar en más de 32 millones de lugares en el mundo, siendo una de sus ventajas principales las promociones en espectáculos, eventos, museos, etc. Para conocerlas, es mejor visitar su página web (www.mastercard.com/es).
  • Tarjetas American Express. Su marca es sinónimo de calidad de servicio. Es la tarjeta por excelencia de aquellos que quieran sentirse «vip«. Conceden mucha importancia al cliente. Entre las ventajas que ofrecen están su programa de puntos, seguros y una serie de servicios adicionales entre los que se incluyen cambio de moneda, agencia de viajes,etc.

Qué factores debes tener en cuenta para elegir la mejor tarjeta de crédito:

1.- Forma de pago. Las entidades ofrecen la posibilidad de escoger entre pago único o pago aplazado.

¿En qué consiste cada una de las formas de pago?.

  • Pago único: todo el dinero que has gastado con tu tarjeta a lo largo del mes, se abona bien a final del mismo mes, bien a principios del mes siguiente.
  • Pago aplazado: de la cantidad gastada, se paga una cantidad fija cada mes o un porcentaje.

2.- Tipo de interés. Las tarjetas de crédito funcionan como medio de pago y como vía de financiación. Cuando las utilizas, estás disponiendo de un dinero a crédito y eso no es gratis. Hay que pagar un interés por ese dinero que te adelanta el banco y cuyo pago se aplaza.

Es el banco quien establece el tipo de interés que cobrará a sus clientes. Éste suele ser fijo- entre el 12% y el 29% TAE- y aparece en el contrato que firmas cuando contratas la tarjeta. En ese mismo contrato se indica si el interés es mensual o anual.

Además de este interés por pago aplazado, existen dos tipos más de interés que te pueden aplicar y deben venir también recogidos en el contrato:

  • Tipo de interés de saldos excedidos. Se aplica cuando sobrepasas el límite de tu tarjeta de crédito. Si por ejemplo, tienes un límite de 1.000 euros mensuales y gastas 1.500, sobre esos 500 euros te aplicarán este interés.
  • Tipo de interés de demora. Se aplica cuando no hay dinero suficiente en tu cuenta para pagar el cargo mensual de la tarjeta. En este último caso, el banco te puede cargar una comisión por reclamación que también debe venir recogida en el contrato.

3.- La cuota anual. La mayoría de entidades optan por ofrecer tarjetas gratuitas a sus clientes año tras año (sin coste de emisión ni renovación). Sin embargo, hay entidades que sí cobran por disponer de la tarjeta el primer año y otras en las que el primer año la tarjeta no tiene coste alguno para el cliente, pero a partir del segundo año deja de ser gratuita. Esta comisión suele ser más baja si tienes domiciliada tu nómina o ingresos en el banco que te la concede.

4.- Seguros incluidos en la tarjeta. Estoy convencida de que si nos preguntan qué seguros lleva aparejada nuestra tarjeta de crédito y qué se cubre con ellos, la mayoría de nosotros no tenemos ni idea.

Si leéis bien vuestro contrato, veréis que las tarjetas de crédito suelen llevar seguros asociados que son gratuitos y con cobertura en caso de robo, seguro antifraude, asistencia en viajes e incluso algunas, seguro de accidentes.

5.- Descuentos incluidos. Muchas tarjetas de crédito incluyen descuentos en determinados establecimientos (como por ejemplo gasolineras). Otras te devuelven un porcentaje de las compras que hayas hecho (entre el 1% y el 3%).

Una vez más y por defecto profesional, insisto en la necesidad de leer atentamente cualquier contrato antes de firmarlo. Soy consciente de que es una tarea que puede resultar un tanto farragosa -dada la cantidad de términos financieros incomprensibles para la mayoría, y el tamaño reducido de la letra-, pero es muy importante de cara a evitar sorpresas desagradables.

Si pese a vuestro empeño, os queda alguna duda, siempre podéis consultarnos. En www.garciaslopezasesores.es ponemos a vuestra disposición nuestros conocimientos para ayudaros en aquello que necesitéis.

A la gran mayoría de vosotros, os deseo un feliz regreso de vacaciones.

La semana que viene volveremos con nuevos contenidos.