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Tarjetas revolving

2015-11-09, Marian López


Las tarjetas revolving se han convertido en el comodín perfecto para comprar a plazos, pero ¿son realmente el producto más adecuado?.

Se acerca la Navidad y los bancos-cual buenos samaritanos-, nos ofrecen todo tipo de tarjetas para facilitar nuestras compras. Como siempre, antes de tener que lamentarnos, es preferible saber bien lo que firmamos.

Una de las «tarjetas estrella» del catálogo son las tarjetas revolving. Enseguida veremos cómo funcionan y si realmente son tan beneficiosas para nosotros como nos las pintan.

¿Qué es una tarjeta revolving?.

Se denomina así a una modalidad de tarjetas de crédito en las que todos los pagos se encuentran aplazados. Su particularidad reside en que a cambio del pago de una cuota fija mensual, una vez abonados total o parcialmente los importes dispuestos, el saldo vuelve a estar disponible en la cuantía que corresponda.

¿Cómo funcionan las tarjetas revolving?.

 Ya hemos dicho que las tarjetas revolving son instrumentos de pago que nos permiten aplazar nuestras compras. En este momento muchos de vosotros os preguntaréis: pero, ¿No son tarjetas de crédito?.

En realidad, las tarjetas revolving se asemejan más a un préstamo que a una tarjeta de crédito. Se diferencia de éstas en el modo de pago. Con las revolving podemos realizar el pago aplazado mediante una cuota fija al mes. También se diferencian de los préstamos en el tipo de interés, mucho más elevado en las tarjetas revolving que en un crédito personal.

De hecho, el tipo de interés que se aplica por el uso de tarjetas revolving se establece actualmente entre el 11% y el 25% interanual, por lo que al consumidor, su uso le sale hasta cuatro veces más caro que un préstamo personal.

Es muy probable que tu banco ya te haya ofrecido este tipo de tarjetas alguna vez ya que generalmente se conceden de forma gratuita, lo que las hace mucho más atractivas.

Veremos muy claro el funcionamiento de las tarjetas revolving con el siguiente ejemplo:

Supongamos que necesitamos dinero, y solicitamos un préstamo de 1.000 euros a un interés del 29%.

Préstamo personal. El cálculo para saber cuánto pagaríamos es muy sencillo: 1.000 euros al 29% a 12 meses = 1.000 eur x 29% interés= 1.290 euros (capital + intereses). Dividiendo los 1.290 euros entre 12 meses, 1.290:12= 107,50 euros/mes.

Con el préstamo personal, pagaríamos una cuota al mes de 107,50 euros durante un año. Transcurridos los 12 meses, habríamos abonado la totalidad del préstamo.

Tarjeta revolving. El mismo ejemplo, una deuda de 1.000 euros al 29% de interés.

A diferencia del préstamo personal, el «revolving» no estipula un plazo determinado para devolver el dinero prestado. Tu banco te da la opción de que tú escojas qué cantidad quieres pagar al mes. Lo que ocurre es que en tu liquidación mensual, pagarás como mínimo un 3% de la deuda que mantengas.

Sigamos con el ejemplo: 1.000 euros x 3%= 30 euros.

Pagarás una cuota mínima de 30 euros al mes. Veamos qué sucede el primer mes. Decides pagar lo mínimo porque no te darás cuenta y en un año (por ejemplo), tendrás en tu dedo ese anillo que tanto deseas.

Haces «la cuenta de la vieja«: 1.000 euros – 30 euros de la primera cuota = 970 euros. Eso sería lo que te quedaría por pagar según tus cálculos… ¡Pues no!, te equivocas.

Durante todo ese mes, se han estado generando unos intereses del 29% (ya no os acordabais, ¿eh?) sobre esos 1.000 euros iniciales. Esos intereses ascienden a 24,17 euros.

Por tanto, le debes al banco 970 euros (capital pendiente) + 24,17 euros (intereses)= 994,17 euros. Sólo has conseguido descontar 5,83 euros de tu deuda.

Eso sin tener en cuenta las comisiones que os cobrarán si hay algún recibo impagado, o te retrasas en el pago.

¿A qué ya no pinta tan bien como al principio?. Y esto sucederá cada mes hasta que liquides tu deuda. La solución pasa bien por liquidarla en su totalidad, bien por incrementar la cuota y pagarla cuanto antes.

Cuanto más tiempo tardéis en saldar vuestra deuda, más intereses se os generarán y más dinero deberéis al banco, por lo que cada vez os costará más pagarla.

Consejos antes de adquirir una tarjeta revolving.

Una vez más, os digo aquello de «cuidado con la letra pequeña«.

  • Antes de contratar una tarjeta revolving lee bien todas las condiciones. ¡Atención a los contratos de tarjetas firmados en centros comerciales!. No debes firmar el contrato «a la ligera«. Solicita una copia del mismo: no pueden negarse a facilitártelo para que lo leas tranquilamente en casa.
  • Fíjate bien en el porcentaje de interés que pagarás al mes, así como la TAE anual. Con esta TAE podrás comprobar si realmente te sale rentable la tarjeta revolving o es mejor solicitar un préstamo personal en el que se te aplique un interés más bajo (hay préstamos personales al 6,5%).

Antes de realizar una financiación a través de una tarjeta revolving, debemos tenerlo muy claro porque no suele ser una operación rentable, a no ser que no nos quede otro remedio que aplazar los pagos de una compra porque no dispongamos de dinero en ese momento.

¿Qué puedo hacer si ya he firmado el contrato?.

¡Qué no cunda el pánico!. Si ya has firmado el contrato de tu tarjeta revolving, debes saber que puedes anularlo. Envía una carta certificada con acuse de recibo al Servicio de Atención al Cliente (SAC) de la entidad en la que notifiques tu deseo irrevocable de baja inmediata. Cuando tengas la confirmación de Correos de que han recibido la notificación, estarás legalmente desvinculado del contrato.

¿Y si ya tengo una tarjeta revolving?.

Si eres de los «afortunados» a los que les han «endosado» una tarjeta revolving o simplemente, las has solicitado tú voluntariamente, no te preocupes. No todo es malo en las tarjetas revolving.

La flexibilidad en el pago, es una de las características que hace más atractivas este tipo de tarjetas.

Además, el uso de las tarjetas revolving te puede sacar de un apuro en caso de que nos dispongas de efectivo para afrontar determinados gastos como la vuelta al cole, compras de emergencia, o permitirte un capricho como un viaje o un fin de semana en un hotel de cinco estrellas.

Eso sí, recuerda conservar todos los resguardos de compra para posibles reclamaciones.

Como siempre, las cosas hay que hacerlas «con cabeza«. Si se hace un uso adecuado, de manera puntual y controlando lo que gastas, las tarjetas revolving pueden ser una buena opción.

Espero todos los que leáis este post, entendáis lo que es y cómo funciona una tarjeta revolving. Si pese a todo, os ha quedado alguna duda, ya sabéis que podéis consultarnos sin compromiso a través de nuestra página web www.garciaslopezasesores.es

Que seáis muy felices.