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No puedo pagar mi hipoteca

2016-01-24, Marian López


Durante la crisis, un elevado porcentaje de las hipotecas firmadas en los «años de bonanza» han pasado a ser un problema no sólo para los bancos, sino también para los hipotecados.

En los años 2005 a 2008, se produjo en nuestro país un boom inmobiliario que acabó por desinflarse y ahora pagamos las consecuencias. Todos hacían negocio: constructoras, arquitectos, tasadores, bancos, inmobiliarias.

Se vendían viviendas muchas veces sobrevaloradas, pero se hacía «con alegría«. Entre otras cosas, el artículo 47 de nuestra Constitución- «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada«- se grabó en nuestros cerebros con una «leve» adaptación del texto: «todos podemos tener nuestro pisito en propiedad«. La vía del alquiler, no se contemplaba.

Los bancos nos lo ponían fácil para que accediéramos a un préstamo hipotecario y éramos pocos los que no caíamos en la tentación.

Sin embargo, a partir del 2008 comenzó una crisis económica a nivel mundial de la que aún no nos hemos recuperado. En España esta crisis supuso el fin de la burbuja inmobiliaria, la crisis bancaria del año 2010 y finalmente un aumento del desempleo.

Muchos de los que en la época de las «vacas gordas» compraron una buena vivienda adaptada a sus buenos sueldos, se ven hoy sin trabajo o con sus sueldos reducidos y debiendo afrontar unas cuotas demasiado elevadas para su situación actual.

Ante semejante panorama, siempre es bueno saber cómo actuar y para ello nada mejor que unos consejos.

Qué hacer si no puedes pagar tu hipoteca.

1.- Lo primero que debemos tener claro es que hay que afrontar los problemas lo antes posible. Si por ejemplo vemos que nuestra empresa empieza a tener dificultades, es mejor anticiparse ante la posibilidad de un despido.

Debemos sentarnos a reflexionar y ver de qué manera podremos enfrentarnos a nuestros gastos en caso de una hipotética bajada de sueldo o el despido.

Es en ese momento, y no después, cuando debemos comenzar a tomar medidas como disminuir nuestros gastos o estudiar otras fuentes de ingresos.

2.- Dar la cara. Una vez que ya hemos previsto que podemos tener problemas, lo más importante es no esconderse y dar la cara. Tenéis que ir a vuestro banco a hablar con el director y plantearle vuestra situación.

Es bueno que la persona del banco con la que habléis ponga cara a la hipoteca que seguramente entrará en mora. Sobretodo debemos dejar claro que nuestra intención en todo momento es continuar pagando nuestra deuda, pero que por los motivos expuestos, en estos momentos nos resulta difícil afrontar la cuota actual.

3.- Comprobar si nuestro préstamo hipotecario tiene seguro de protección de pagos. Cuando firmas un préstamo hipotecario, normalmente vienen aparejados los seguros de vida y de hogar, aunque a veces se incluyen también seguros cuyo objetivo es el de bonificar las condiciones de la hipoteca.

Uno de estos seguros es el de protección de pagos, aunque también en el seguro de vida puede aparecer esa cobertura. Mirad bien vuestro contrato para comprobar si existe y cuáles son las condiciones.

El seguro de protección de pagos puede cubrir las cuotas durante un determinado período de tiempo, que suele ser un año.

4.- Negociar con el banco. Llegado el momento, debemos ser capaces de acudir a nuestro banco en busca de soluciones.

¿Qué opciones tenemos si no podemos pagar la hipoteca?.

  • Ampliar el plazo de devolución. Si la hipoteca está firmada a un plazo de 35-40 años, el banco no accederá a esta opción. En caso de que se pueda, ampliar el plazo de devolución supone una rebaja sustancial de la cuota mensual (hasta un 25%). El proceso por el que se renegocia el préstamo hipotecario se llama novación. Recalcar que al ampliar el plazo, se generarán más intereses a los que hacer frente.
  • Negociar un período de carencia de capital. Lo que se negocia con el banco es poder pagar sólo intereses durante un tiempo sin amortizar deuda. En este caso, las cuotas pueden reducirse hasta un 50%. Con este sistema, el capital se va acumulando y en el momento en que podamos, volvemos a pagar capital como antes. Es una solución para evitar la ejecución hipotecaria.
  • Dación en pago. Es la última de las opciones contempladas y la menos deseable. Consiste en que tu banco acepte que le entregues tu vivienda como pago del préstamo hipotecario. Los bancos suelen ser reacios a esta solución. Deben darse una serie de requisitos, como ser deudor de buena fe o haber intentado llegar a un acuerdo con el banco.

Recuerda seguir estás pautas. Si no puedes pagar tu hipoteca:

Intenta reequilibrar tu presupuesto. Reduce gastos y procura buscar otras fuentes de ingresos para poder afrontar tus deudas.

No te escondas y afronta tus problemas. Lo peor que puedes hacer es eludir una situación que está ahí. La deuda va a continuar si no pagas y además te expones a perderlo todo.

Siéntate a negociar con tu banco. Si hay predisposición por parte de ambos interlocutores, siempre se puede llegar a una solución y evitar perder tu casa.

Ya sabéis que en www.garciaslopezasesores.es, encontrarás respuesta a todas tus dudas. Puedes consultarnos sin compromiso y estaremos encantados de atenderte.

Hasta la semana que viene. Que seáis muy felices.

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Sin dinero

2015-06-08, Marian López


Cuando vamos al banco a pedir un préstamo personal, lo hacemos con la intención de pagar la cuota que nos corresponda cada mes hasta liquidar la deuda. Sin embargo a veces aparecen situaciones en nuestra vida que impiden cumplir ese compromiso.

Constantemente escuchamos en los informativos noticias sobre familias con todos sus miembros en paro, o personas que de manera repentina sufren una discapacidad y se ven obligados a vivir con una mísera pensión.

¿Qué hacer si se nos presenta alguno de estos contratiempos?. Desde luego, lo que no podemos hacer es vivir constantemente sobresaltados, evitando coger el teléfono y escondiendo la cabeza como un avestruz.

Estas actitudes en ningún caso nos ayudarán a solventar el problema, sino más bien todo lo contrario.

Os voy a proporcionar algunas pautas a seguir en caso de que tengáis dificultades para pagar vuestra deuda.

Qué implica ser titular de un préstamo.

Un consejo: no tenéis que agobiaros porque existen soluciones en el caso de que no pueda pagarse una deuda.

Antes de contratar un préstamo personal, es básico conocer qué implica ser titular del mismo.

Los préstamos personales se llaman así precisamente porque tienen garantía personal. Cuando contratamos un préstamo personal, la garantía que ofrecemos a cambio del dinero que nos presta el banco serán nuestros bienes presentes y futuros.

Ante una situación de impago prolongado, un juez, bajo petición de la entidad financiera o de crédito, puede dictar sentencia que ordene el embargo de nuestros bienes.

Los bienes más comunes que suelen embargarse son la cuenta bancaria y la parte de la nómina o pensión que corresponda al salario mínimo interprofesional, pero si el importe de la deuda es elevado, también podrán embargarnos el coche, nuestra casa y todos aquellos bienes que se consideren necesarios para liquidar la deuda pendiente.

Otra cosa a tener presente: si alguien os ha avalado en el préstamo (un avalista) también responderá de la deuda.

Cuando un avalista firma como tal en el contrato del préstamo, acepta la deuda de forma solidaria junto a quien solicita dicho préstamo.

Llegado el momento en que nosotros no podamos pagar la cuota, y si no tenemos bienes que se puedan embargar (o son insuficientes), dicho avalista tiene la obligación de pagar la deuda y si es necesario, el juez podrá dictaminar que se embarguen sus bienes.

Qué hacer si ya soy moroso.

¡Ojo!. A partir del cuarto mes de impago de una deuda, se nos puede dar de alta en un fichero de morosos. Estos ficheros son muy consultados por los bancos a la hora de dar financiación. Mientras permanezcamos en ellos, es prácticamente imposible acceder a cualquier préstamo.

¿Cuáles son estos ficheros?. Pues por ejemplo, los bancos antes de conceder un préstamo miran el RAI (Registro de Aceptaciones Impagadas) y el ASNEF (Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito). Son registros en los que aparecen los incumplimientos en pagos tanto de personas como de empresas o sociedades.

¿Se puede salir de estos listados?. La respuesta es que . Para dejar de aparecer en los listados de morosos debemos hacer tres cosas:

1.- Cancelar la deuda.

2.- Pedirle a la entidad un certificado conforme hemos pagado.

3.- Enviar ese certificado que indique que estamos «al día» en los pagos, al fichero de morosos para que nos borren.

Otro dato importante que debemos conocer es que a partir de la primera cuota que dejemos de pagar, la entidad nos cobrará los llamados «intereses de demora» (por retrasarnos en el pago).

Los intereses de demora suelen ser bastante superiores a los de los intereses ordinarios (los que te correspondan según las condiciones de tu préstamo).

Además, el banco también te puede cobrar una comisión por reclamación de pagos o cuotas impagadas. Ambos intereses se acumularán a la deuda principal, lo que hará que a largo plazo se tenga que pagar más dinero.

Planificación de gastos.

Llegados a este punto, es muy importante que hagamos una planificación de gastos mensuales donde el pago de las deudas sea prioritario a otros gastos.

Si nos encontramos con un problema económico (como por ejemplo quedarnos en el paro), dejar de pagar nuestras deudas no es la solución, ya que si lo hacemos lo único que nos acarreará serán más quebraderos de cabeza.

Y si por cualquier motivo no podemos pagar las cuotas del préstamo, antes de que venza la cuota, debéis sacudiros el miedo y la vergüenza para contárselo a tu persona de confianza en el banco.

Normalmente, los bancos si ven buenas intenciones por nuestra parte, tratarán de ofrecernos alguna solución como:

1.- Alargar el plazo de amortización para que las cuotas mensuales sean más bajas.

2.- Refinanciar la deuda (cancelar la deuda actual y volver a contratar otro préstamo que mejore las condiciones del anterior).

3.- Ofrecernos un período de carencia de capital, durante el cual sólo paguemos intereses.

Aunque todas estas opciones harán que la deuda sea superior a lo largo de los años, son prácticamente las únicas que existen a corto plazo. Los bancos siempre van a preferir cobrar las deudas- aunque sea con retraso-, que entrar en un proceso judicial.

La última alternativa: declararse insolvente.

En el peor de los casos, la única otra alternativa posible para hacer frente al impago de una deuda, sería declararnos insolventes.

Se tiene que llevar a cabo un concurso de acreedores, mediante el que se paralizan las demandas que nos hayan interpuesto por falta de pago y la posibilidad de embargo queda congelada hasta que no termine el proceso.

Será entonces cuando procedan a embargarnos bienes para que nuestros acreedores (por ejemplo el banco), puedan cobrar su deuda.

Como siempre os digo, si tenéis alguna duda al respecto o necesitáis hacer cualquier consulta, podéis contactar con nosotros a través de nuestra página web www.garciaslopezasesores.es

Hasta la semana que viene. Por favor, sed felices.