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Bien pensado, una banda de rock y una empresa tienen muchos paralelismos: los fans, la motivación, tratar de innovar, crear algo. Pero de todos esos paralelismos hay uno en concreto que ha dejado muchas víctimas en el camino: la gestión de egos dentro del equipo.

La palabra “Ego” proviene del latín y se traduce como “Yo”. Para el mundo de la psicología, el ego es la manera en que psíquicamente una persona se reconoce como yo y es consciente de su propia identidad.

En lenguaje coloquial, hablamos del ego como un exceso de autoestima, de amor hacia uno/a mismo/a. Existen en nuestro idioma, palabras como ególatra o egoísta que hacen referencia a ello.

Como ya sabéis en una banda de rock, los componentes se unen en torno a algo que les entusiasma, y es su pasión por la música. Pero como decía mi abuela “Cada uno/a es de su padre y de su madre” (otra frase rescatada de la sabiduría popular). Y ahí es donde llega el problema…

¿Es posible que personas diferentes se pongan de acuerdo para hacer algo? Os diré que en un grupo de música o en una empresa, es no sólo posible, sino necesario. Pero ¿Qué ocurre cuando una o varias de esas personas tienen un elevado nivel de ego? Simplemente que la convivencia puede llegar a ser insoportable.

Entonces… ¿Cómo lo hacemos para manejar esa situación? A veces es difícil “controlarlo” y la presión termina por destruir el grupo.

Bandas como Oasis, Pink Floyd o los mismísimos Guns N’Roses, han acabado separándose “por culpa” de egos exacerbados.

Otros no se separan, pero se ven “obligados” a “convivir” con esos egos. Ya es célebre la frase del bajista y vocalista de Kiss (Gene Simmons), quien en una ocasión dijo algo así como: “¿Yo Dios? No, sólo soy su mano derecha”.

La persona portadora de un ego tan exacerbado, lo primero que debe hacer es aprender a bajar el volumen. Sólo desde un plano menos ególatra, podrá empezar a tener relaciones sanas con el resto del grupo.

Recordemos que una banda de rock no deja de ser un equipo, y éste nunca es una suma de egos. En una banda de rock, cada uno de sus integrantes tiene un rol concreto: alguien cantará porque tenga dotes para ello, otros tocarán algún instrumento…

Pero para que todo fluya de manera armoniosa, cada uno/a de los componentes del grupo debería tener libertad suficiente para aportar ideas tanto en la composición de las canciones como en la puesta en escena.

Sin embargo, hay grupos en los que un solo miembro de la banda asume el rol protagonista queriendo hacerlo todo él y privando a sus compañeros de dar su opinión.

Muchas veces, el ego oculta un miedo atroz a que alguien que no seas tú, consiga destacar en algo. Einstein decía que cuanto mayor era el conocimiento, menor era el ego y viceversa.

Sin embargo, un grupo de rock debería ser la suma de varios talentos. Se necesitan todos y cada uno de ellos para construir un equipo sólido que consiga sus objetivos (en este caso, llegar al público y vender sus discos).

A veces, si el ego es demasiado intenso, la única solución pasa por deshacerse del miembro “tóxico” para que el equipo pueda seguir avanzando. Eso sí, la persona que venga deberá “estar a la altura” del resto de sus compañeros.

Algunos consejos para gestionar egos dentro de un equipo:

  • En primer lugar es necesario que quien gestione el equipo conozca muy bien a cada persona.
  • Manejar objetivos claros desde el principio, siempre fomentando la cultura del respeto.
  • Recordar que todos vais en el mismo barco.
  • Plantear retos. Para mantener ocupado al equipo hay que plantearles retos y desafíos que vayan en proporción al nivel de talento y cualidades de cada persona. Así se consigue “compromiso”.
  • Aprender a resolver conflictos. Los conflictos deben resolverse de manera rápida y diplomática para que no se conviertan en un problema.
  • Haz valer tu liderazgo. No todo el mundo tiene capacidad para ser líder. Pero ¡ojo! Un buen líder tiene que ser capaz (entre otras cosas) de reconocer el trabajo bien hecho y compartir los logros.
  • Mantener una comunicación constante entre todos los miembros del equipo.
  • Enfócate en satisfacer a tus clientes-fans haciendo lo que te apasiona. Sólo desde ahí conseguirás llegar a ellos.

Como decía el gran Marlon Brando: “Un actor es una persona que no te escucha a menos que estés hablando de él”. Y es que a todos nos gusta sentirnos protagonistas, pero ceder el protagonismo a otra persona no resulta fácil, ¿verdad?

Prometo volver en breve con un nuevo post, pero hasta entonces… Por favor, sed felices.